17 de Noviembre, Día del Militante: Juan Domingo Perón regresa al país/Por Héctor Jorge Colás

Viedma.- (APP) El 17 de noviembre de 1972 regresa al país el general Juan Domingo Perón, después de 17 años de forzado exilio provocado por el derrocamiento de su gobierno constitucional producido el 16 de septiembre de 1955.

    Las Fuerzas Armadas y los partidos políticos opositores transformados en “comandos civiles” participaron en ese funesto golpe de Estado que desalojo a un gobierno que contaba en el apoyo y el respaldo de la mayoría del pueblo argentino.

    Perón inicia el largo camino del destierro, refugiándose un tiempo en Paraguay, Venezuela y Panamá, para encontrar definitivo exilio en España.

     El 16 de septiembre de aquel año, no solo se inició un baño de sangre contra el pueblo argentino, sino que comenzó la destrucción de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.

     La resistencia a los usurpadores del poder soberano del pueblo surgió rápida y espontánea desde las bases populares indignadas por el derrocamiento del presidente constitucional Juan Perón y el encarcelamiento de sus máximos dirigentes.

     Esa reacción, sostenida y mantenida por muchos años hasta el retorno del ex presidente al país en 1972 no tiene antecedentes en la República Argentina. La juventud peronista jugó un papel relevante en el retorno de Perón.

   Cuando se habla de “Resistencia Peronista” es porque sus iniciadores e integrantes fueron exclusivamente justicialistas. Los demás partidos políticos sin excepción aplaudieron con entusiasmo y fervor la caída del gobierno popular y colaboraron en la integración de la Junta Consultiva avalando sus atropellos.

     La agrupación tenía un claro objetivo. El retorno al poder del gobernante que le había dado una década de felicidad, con trabajo, derechos sociales y laborales y esperanzas. En forma inmediata el pueblo comprendió que le robaban junto al líder su futuro y sus conquistas gremiales.

     Dirigentes políticos y gremiales que resistían la dictadura cívico-militar llenaron las cárceles de todo el país. Incluso los usurpadores del poder rehabilitaron la vieja prisión de Tierra del Fuego que el gobierno de Perón había cerrado. También fueron ocupadas por presos justicialistas instalaciones en cuarteles, comisarías y escuelas. Varios barcos fondeados en el río de la Plata y el propio Congreso Nacional alojaban prisioneros por el pecado mortal de ser peronistas.

          El decreto 4161, una monstruosidad jurídica fue aprobada por unanimidad de la democrática Junta Consultiva. La nueva norma, permitió muertes, detenciones y torturas. También prohibía con penas de prisión, nombrar o pronunciar las palabras Perón o Evita, partido Justicialista o entonar la marcha peronista o Evita Capitana. Los jóvenes de estos tiempos y fundamentalmente los que abrazan la causa justicialista deberían conocer estos episodios inspirados en el odio y la revancha de quienes siempre dieron la espalda al pueblo y fundamentalmente a los trabajadores.

      De todas estas atrocidades ningún gobierno democrático hasta el presente ha intentando realizar una autocrítica colectiva, pedir perdón por las atrocidades cometidas y reivindicar a los viejos militantes de la resistencia peronista que perdieron el empleo, su hogar y hasta la vida por defender a un gobierno constitucional y la vigencia de la Constitución Nacional.

          Lo cierto e innegable es que la Resistencia Peronista mantuvo viva la llama de la rebelión contra todas las dictaduras y también con los gobiernos inconstitucionales de Arturo Frondizi, de José María Guido y de Arturo Illía, donde la mayoría del pueblo que era peronista estuvo proscrito y criminalizado de la vida cívica nacional.

      En 1964 Perón intenta regresar al país, pero el entonces presidente de la Nación, el radical Arturo Illia aborta esa posibilidad impidiendo que el avión que lo trasladaba a su patria ingrese en territorio argentino. En complicidad con el gobierno de Brasil hizo detener el avión en Río de Janeiro y luego de algunas horas de tratativas ordenaron su regreso a España.

     Durante 18 años el peronismo no pudo nominar a sus candidatos ni presentarse con sus banderas y símbolos a las convocatorias a elecciones presidenciales. Los militares y todos los partidos políticos de la oposición fueron cómplices de esa injusta marginación cívica.

     Tras esa larga etapa de la vida nacional los luchadores sociales y políticos con presión permanente hicieron posible el retorno al país y la presidencia de Perón por tercera vez con el respaldo del sufragio soberano de la mayoría del pueblo argentino. 

     Cumplido el objetivo del retorno de Perón en 1972, los militantes orgánicamente acompañaron al gobierno constitucional hasta la muerte de su líder.

     Posteriormente se reintegraron a la lucha, contribuyendo para hacer ingobernable al país en la última dictadura genocida del general Jorge Rafael Videla, que derrocó el 24 de marzo de 1976 al gobierno justicialista y constitucional el de María Estela Martínez de Perón. Los motivos fueron la abultada deuda externa, 7.500 millones de dólares, vacío de Poder y dificultad para cancelar los compromisos internacionales.

     En este día de recuerdo y también de reflexión el justicialismo persiste en su larga lucha, redoblando esfuerzos, sin bajar los brazos, para encontrar en cada militante, en cada afiliado, el sustento de un proyecto político, social y económico que rompa el estancamiento y la regresión.

   Este es el apasionante desafío que tienen por delante los viejos y nuevos militantes del peronismo. Con un nuevo gobierno peronista en la conducción de la República Argentina a partir del 10 de diciembre de 2019  como siempre, lucharemos para sostener la plena vigencia de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social’”. (APP)