Aniversario de la muerte del general Enrique Mosconi: “Entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”

Viedma.- (APP) “Es preferible el aumento de los costos y hasta un mal servicio público del petróleo a las excelencias que las organizaciones extranjeras puedan ofrecer” (Mosconi).

Defensor de los intereses petrolíferos nacionales durante los ocho años que permaneció como director de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Mosconi constituye una de las mejores figuras de nuestra historia para invocar. La de aquellos que entendieron que la Nación iba más allá de celebrar algunas fechas patrias, y debía traducirse en hechos tangibles: defender el patrimonio argentino, sus riquezas naturales, y potenciarlas con políticas de desarrollo para la felicidad de los hombres y mujeres que habitan su territorio.

Fue un tenaz defensor de los intereses petrolíferos nacionales. En su libro “El petróleo argentino y la ruptura de los trusts petrolíferos inglés y norteamericano el 1º de agosto de 1929”, expuso sus ideas centradas en una política estatista, ya que: “Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos”.

En una nota publicada en “Noticias Gráficas” del 17 de setiembre de 1932, señaló: “El país reclama una ley que garantice al pueblo argentino el usufructuo total de los beneficios derivados de las explotaciones petrolíferas y que esto se realice en la mayor tranquilidad, libre de la áspera lucha de intereses que pone a prueba, y a menudo mancha, el honor de las personas y la dignidad de las funciones públicas”.

“Se trata -continuaba Mosconi- de un asunto demasiado complejo, constituído por múltiples especializaciones que deben ser consultadas para formular un proyecto que coordine con unidad de doctrina las distintas actividades que integran la industria petrolífera y defender así, esta fundamental riqueza pública, establecer el conveniente ordenamiento de su explotación y alcanzar los objetivos que imponen el presente y el porvenir económico de la Nación”.

En su gestión de ocho años al frente de YPF consiguió que la empresa pasara de una producción de 348.888 metros cúbicos de petróleo en 1922 a 872.171 metros cúbicos en 1929. En diciembre de 1925 inauguró la Destilería de La Plata  que entró en producción inmediatamente elaborando nafta, kerosene, fuel oil y a menos de cinco meses de su habilitación comenzó la producción de nafta de aviación. En 1926 YPF ingresó en el mercado de combustibles con sus propios productos. Dos años después comenzó la explotación de petróleo en Salta y debido a una intensa exploración llevada a cabo en la zona noroeste, se produjo en 1933 el descubrimiento petrolífero de Tranquitas.

La empresa avanzó positivamente en la faz comecial y en agosto de 1929 rebajó el precio de la nafta en todo el país, concretando una nueva rebaja tres meses más tarde. Resalta aún más este acontecimiento comercial si se tiene en cuenta que desde 1928 tenía vigencia en el plano internacional el convenio Achnacarry -firmado entre Standard Oil, Royal Dutch, Shell y Anglo Persian- regido por el principio del “as is” y según el cual cada empresa conservaba la posición que tenía en el mercado en el momento en que se firmara el acuerdo.

Un hecho producido en agosto de 1922 marca la postura de Mosconi en defensa del interés nacional y su lucha irreconcialiable contra los truts. La empresa norteamericana West India Oil Co., la única que vendía nafta de aviación, se negaba a suministrarla sin pago adelantado. Mosconi le replicó al gerente de la compañía extranjera según cuenta en su libro: “Advierta que el Servicio Aeronáutico del Ejército no debe un centavo a su compañía; que se trata de una repartición militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden sus manifestaciones y su exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto”. Y luego señala: “Allí, en el mismo escritorio me propuse juramentándome conmigo mismo, cooperar con todos los medios legales para romper los trusts”. Hacia esa meta iba Mosconi el 1º de agosto de 1929, cuando YPF rebajó el precio del litro de nafta y tomó “la dirección y el contralor del mercado de combustible líquido en la Argentina”. El juramento de 1922, “romper los trusts” había sido satisfecho.

Pero todo se lo llevará el vendaval del 6 de setiembre de 1930, hasta que en 1931, el presidente Uriburu lo citó en la Casa Rosada para anunciarle -para ordenarle- que viajara a Italia en misión de estudios. Era un destierro disfrazado y continuará -aunque retorne al país- en esa condición. El general Justo lo designará director del Tiro y Gimnasia del Ejército. Era algo inaudito. El viejo luchador quedaba relegado a un papel protocolar. Poco después un ataque de hemiplejia lo fulminaría y el 31 de diciembre era retirado de oficio como general de división. Inválido, en el ostracismo político, fallecía el 4 de junio de 1940. (APP)