Aquel duelo entre Lisandro de la Torre e Yrigoyen/Por Claudio García

Viedma.- (APP) Se trataba de dos figuras que en años posteriores iban a acrecentar su prestigio en el campo político y que dejaron un sello imborrable en nuestra historia. Pero esto es adelantarnos. La historia podía haber sido otra. Porque ese duelo no se trataba de una “puesta en escena” a la que nos tienen acostumbrados los políticos del presente.

Los padrinos del duelo acordaron que el duelo iba a ser con sables y que los rivales estaban autorizados a “liquidar al oponente si uno podía lograrlo”.

Uno era muy joven, tenía 28 años, y se destacaba como convencional santafesino del radicalismo: Lisandro de la Torre.

El otro tenía 45 años, era el jefe del partido radical y años después, en 1905, intentaría con sus “boinas blancas” derrocar por las armas al gobierno oligárquico de Quintana, tomando incluso como rehén al vicepresidente de la Nación, José Figureroa Alcorta. Pese a ser derrotado en esa intentona, años después sería nuestro primer presidente elegido democráticamente. Su nombre, Hipólito Yrigoyen.

Hay un libro que recrea este duelo: “Secretos Presidenciales”, de Andrés Bufali. Hoy cuando vemos que la mayoría de dirigentes políticos se dicen los epítetos más agraviantes sin que nadie se ofenda demasiado, porque se considera parte del folklore político, “chicanas” habituales que sirven para aparecer en los medios de comunicación, uno no puede menos que sentir cierta nostalgia por un tiempo en que la política se tomaba muy en serio y la defensa de los ideales justificaba arriesgar hasta la propia vida.

¿Cuál había sido la causa del duelo entre Lisandro de la Torre e Hipólito Yrigoyen? Seguramente algo de mucha gravedad. Algún hecho muy personal, como una deuda o un perjuicio a una persona cercana en los afectos. O en el plano político, un hecho de corrupción de gran impacto en la opinión pública o una traición inexcusable al partido y a sus principios. Sin embargo el duelo surge de un hecho que hoy sería considerado menor.

Según cuenta Andrés Bufali: “Lisandro (como llamaban popularmente al más joven duelista) había acusado a Yrigoyen ante los otros convencionales de “egoísta, malsano y paternalista”, declarando a continuación que “su influencia es hostil y perturbadora”. Y agrega: “Inmediatamente, el caudillo lo retó a duelo con el arma que se le antojara, aunque con el deseo íntimo de que eligiera los puños. -Quiero romperle la jeta a ese cajetilla perfumado -declaró entonces. Como el líder radical no sabía nada de esgrima, todos sus conocidos se horrorizaron y trataron de hacerlo desistir del duelo. No y no. Eligió como padrinos al coronel Tomás Vallée y a Marcelo Torcuato de Alvear, otro “cajetilla” que llegaría a ser presidente de la Nación; y con calma se preparó, una vez más, para jugarse la vida”.

“De la Torre, que eligió como representantes a Carlos Rodríguez Larreta y a Carlos Gómez, les dijo a estos: -Usaré sable porque lo voy a moler a planazos a ese viejo de mierda. Y se floreó ante ellos, en el Jockey Club de Buenos Aires, con unas elegantes fintas con el arma elegida”, relata el libro “Secretos Presidenciales”.

Lo demás fue historia. Se batieron media hora y cuando ya Lisandro tenía varias heridas -una en la mejilla que lo obligaría a usar barba el resto de sus días- y a pesar de su inexperiencia en la esgrima Yrigoyen no había sufrido ningún tajo, los padrinos lograron convencer a los contendientes que terminaran allí el duelo. El historiador Félix Luna dice que aquella herida en la mejilla fue porque Lisandro de la Torre se llevó por delante la punta del sable de Yrigoyen. Ambos habían demostrado su sentido del honor.

EL DUELO PARTIÓ LA UCR

Recientemente, el historiador Felipe Pigna publicó en los diarios un artículo refiriéndose a ese duelo entre Yrigoyen y Lisandro de la Torre, y cómo impactó en la evolución de la UCR.

Recordó el historiador que en julio de 1890 Lisandro de la Torre militó activamente junto al sector de Leandro N. Alem en la Revolución del Parque.Tras la derrota de la Revolución, Lisandro apoyó a Alem, participó en 1891 en la conformación de la Unión Cívica Radical y fue el referente del nuevo partido en la provincia de Santa Fe.

Durante la revolución radical de 1893, el alzamiento de los hombres de Alem contra el fraude y la corrupción del régimen, Lisandro será el ministro de Gobierno de las autoridades revolucionarias en su provincia natal.

Junto a un grupo de correligionarios se apoderó de la jefatura de policía de Rosario y avanzó con sus fuerzas, incrementadas por el apoyo popular hacia la Capital de la provincia, donde llegó a proclamarse a don Leandro como presidente del nuevo gobierno revolucionario.

Pero, en el resto de las provincias sublevadas, los revolucionarios fueron siendo derrotados. Al quedar aislados, los radicales de Santa Fe debieron deponer su actitud.

Dijo Pigna que: “El espíritu inquieto y cuestionador de Lisandro, lo llevó a preguntarse si habían empleado el método correcto”, con lo cual se retira de la política para administrar un campo  que le regaló su padre.

No obstante, a fines de 1895 “Aristóbulo del Valle, el otro referente de los cívicos, lo convocó a Buenos Aires para dirigir un nuevo periódico, El Argentino, destinado a levantar un movimiento electoral contra la candidatura de Roca. Lisandro encaró con entusiasmo esta tarea. Pero en enero de 1896 murió Del Valle y en julio se suicidó Alem. El radicalismo queda acéfalo”.

Señaló el historiador en su artículo que Lisandro propuso una alianza con los mitristas para derrotar a Roca, pero se encontró con la firme oposición del nuevo líder radical, Hipólito Yrigoyen, y decidió apartarse de las filas radicales.

Allí marcó que la indignación con la política de Yrigoyen “lo llevó a retar a duelo al sobrino de Alem”.

“Tras el duelo y la ruptura con la nueva conducción radical, Lisandro volvió a Rosario y fundó el diario La República, desde donde expondrá sus ideas que aparecían cada vez más distanciadas de las de Yrigoyen. Lisandro abre un nuevo espacio a la derecha del socialismo y a la izquierda de los conservadores, que se plasmará en 1908 en la conformación de un nuevo partido político: la Liga del Sur.  El movimiento surgía para defender los intereses de los departamentos sureños de Santa Fe olvidados por los gobiernos provinciales”, explicó Pigna.

CAMINOS DIVERGENTES

Lo cierto es que tras el duelo el rencor nunca se fue y los caminos de Yrigoyen y Lisandro De La Torre no volvieron a cruzarse a pesar del esfuerzo de otros dirigentes para que hicieran causa común en el derrotero de la política.

Yrigoyen fue dos veces presidente y Lisandro De La Torre terminó pegándose un tiro en los años de la ‘década infame’, cansado de que el país no reaccionara ante la escandalosa venta de carnes argentinas a los ingleses.

Más allá de esos destinos, cuando uno ve cómo actúan hoy gran parte de los políticos, sobre todo desde la derecha que es correa de transmisión de los intereses del establishment y las corporaciones -donde curiosamente se encuadran hoy los herederos de aquella UCR donde en su momento militaron Yrigoyen y De La Torre- , aceptando cualquier medio para sus fines, sea fake news, marketing o el lawfare, no puedo menos que admirar a quienes sí se tomaban en serio las palabras y creían que la política no era algo ajeno a la ética y la moral. (APP)