Botazzi, un líder agroindustrial de Patagones, a principios del siglo XX/Por Omar Nelson Livigni

Viedma.- (APP) La antigua Carmen Patagones, en los comienzos de aquel 1900, estaba consolidando una pujante economía, realidad que se asentaba en  su activo puerto de importación-exportación, en los reflejos de  una importante actividad comercial y  la multiplicación de establecimientos ganaderos dedicados a la crianza de  ovinos y vacunos.

El fuerte y población fundado en 1779  sumaba a esa estimulante realidad la reciente habilitación de la chacra experimental para los ensayos agrícolas que demandaría el anunciado proyecto de regadío de 300.000 hectáreas en esos campos del Partido y la promesa oficial  de la construcción de las vías férreas desde Bahía Blanca hasta Patagones.

El Proyecto Wauters fue un sueño incumplido y el ferrocarril  llegó a Patagones 30 años  después y sufrió varios interrupciones periódicas, que se transformaron en eternas hasta hoy.

En este marco de situación el sector dirigente, integrado por  descendientes de españoles de las primeras familias llegadas al lugar y algunos italianos, había estado gestionando ante los poderes públicos del gobierno nacional y del provincial instalado en La Plata la pretensión que el Partido de Patagones fuera integrado al Territorio Nacional de Río Negro.

Entre ese grupo de vecinos de probada fibra de luchadores se encontraba  Carmelo Bottazzi, un  italiano joven, experto en motores navales, que cumplió revista en la marina de Guerra durante siete años, para radicarse definitivamente en Patagones .

Liberado de las limitaciones de su estado militar, Bottazzi dio plena libertad a  numerosas  vocaciones que supo poner en evidencia, como ejemplo el formidable complejo “ganadero-vitivinícola” de su establecimiento “San José”, orgullo de Patagones y de todo el Valle Inferior del Río Negro.

Las tierras de Bottazzi estaban ubicadas a dos leguas de Patagones y a unas seis  de San Blas, sobre el mar, dedicadas a un intenso trabajo ganadero en 14 hectáreas, entre propias y alquiladas, unos 300.000 metros de alambrados que dividían toda la extensión en rectángulos de 1000 y 2000 hectáreas para facilitar el trabajo con los animales. Treinta y dos mil ovejas, entre 400 y 500 vacunos y numerosos yeguarizos, adquiridos a renombradas cabañas,  eran los animales que se apreciaban.

Un espectáculo aparte lo brindaban los molinos de viento que estratégicamente ubicados proveían de agua a las haciendas, extrayendo el líquido elemento desde decenas de metros del subsuelo, depositando el producto en gigantescos tanques australianos.

La casa de “San José” era el punto neurálgico de la estancia, de estilo sobrio, dotada de  todas las comodidades, y hasta llegó a utilizarse un equipo telefónico conectado con Patagones. La misma prolijidad se observó en los, galpones de trabajo y esquila, talleres, viviendas de personal, todas con la dotación de agua caliente y fría.

Otro de los grandes proyectos de “San José” fue la implantación de las cepas de vino chacolí, primero en un proceso experimental.

Bottazzi era solo un aficionado a la cuestión de las viñas. Al principio recurrió a sus ahorros, luego requirió apoyo de entidades bancarias y contó con el asesoramiento de vecinos de la costa y de las  islas de la región. Poco después Bottazzi contactó a Atilio Pastore, con fama de conocedor en la elaboración de vinos, el enólogo Pablo Boffa y otro conocido en el oficio, Enrique  Massini, quien efectuó un importante aporte de capital a la firma “La Vitivinícola”. En 1909 Bottazzi ordena al enólogo Boffa la elaboración de 500 barriles de vino en gran parte procedentes de  “San José” y otras viñas de la región.

En 1910 se llegó a 1500 bordalezas que tuvieron buena recepción en Buenos Ares y Bahía Blanca, 250 de vino blanco y las restantes del denominado vino “único” de distintos varietales.

La empresa siguió adelante con sus planes de expansión: como prueba se habían alambrado 50 hectáreas cuadradas parael cultivo de la vid  y se estimaba construir una moderna bodega en Patagones, frente a la Plaza Villarino, que después se trasladaría a ”San José“,  donde se radicaría la bodega mayor con todos los adelantos de la técnica.

Pero si bien la Argentina era un país neutral en esos años, no estuvo ajena a los efectos negativos de la conflagracion bélica 1914-1918, la defección de muchos bancos  y la alteración de las relaciones comerciales. Y en especial la caída en los volúmenes del puerto de Patagones.

Botazzi  se encontraba en Buenos Aires con su salud quebrantada cuando cuando falleció el 11 de noviembre de 1919. Fue un gran dirigente, con dos  calidades superlativas: la valentía y la audacia para enfrentar los problemas (APP)