Edgardo Cardone, recuerdo a un querido amigo/Por Omar Nelson Livigni

Viedma.- (APP) Tal vez por una deformación profesional, quienes practicamos desde hace mucho tiempo la actividad periodística evitamos escribir sobre aniversarios de personas o hechos en general, que no coincidan exactamente con la fecha donde el día fasto o nefasto realmente se haya producido.

Algo de esta exigencia se me planteó cuando me disponía a redactar una nota recordatoria sobre la memoria de mi querido amigo, el destacado profesor y doctor en Historia Edgardo Cardone, quien falleció el 21 de diciembre del 2019.

Con ese dato decidí superar aquel prejuicio y no esperar hasta diciembre, y evocar en estos días de frío la importante tarea cumplida por Cardone a través de 25 años dedicados a la investigación histórica del pasado rionegrino y especialmente de algunos de sus principales protagonistas, en general que surgieron del proceso de provincialización del viejo territorio a partir de 1957, tanto en el orden regional como nacional.

Apasionado de la actividad política, desde muy joven, a partir de la división de la UCR, fue un firme seguidor de las ideas desarrollistas del Dr. Arturo Frondizi a quien visitaba muy seguido en la calle Berutti, en la capital federal. Convencido de que el expresidente fue un estadista y sus ideas toda una novedad para sacar a la Argentina del subdesarrollo, efectuó un importante trabajo sobre aquella personalidad, que al poco tiempo completó con otro de similar factura referido al Dr. Edgardo Castello, el gran primer gobernador constitucional de Río Negro.

Puede decirse que fue un investigador incansable que siempre era capaz de inventar motivos en su búsqueda de testimonios, referentes, documentos y descifrar así algunos enredos que por allí generan ocupantes furtivos de la historia.

Una de las virtudes que surgen en su cuantiosa obra es la objetividad en el trato que tuvo en cuenta en la biografía -personal y política- del Dr. José Enrique Gadano, un abogado del Alto Valle, líder de la ex UCRP, a quien destacó como un gran senador para la provincia.

Pero sin lugar a duda la tarea clave de Cardone ha sido su dedicación durante varios años a rescatar del olvido a un dirigente proveniente de la capital federal, el Dr. José María Guido, que se radicó en Viedma en los primeros años de la década del 40 y compartió el estudio jurídico del Dr. Edgardo Castello.

Dos abogados radicales destinados a cumplir roles destacados en el proceso histórico de provincialización de los territorios nacionales que se aproximaba.

Es así como, cumplidos los comicios nacionales del 23 de febrero de 1958, Castello asume como gobernador de Rio Negro, y Guido que había sido propuesto como legislador provincial, fue elegido senador nacional por la legislatura.

Guido se convierte desde entonces en un dirigente nacional al ser presidente provisional del Senado, y luego presidente pleno al producirse la renuncia del vicepresidente de la nación Dr. Alejandro Gómez.

Edgardo Cardone, que con posterioridad al 29 de marzo de 1962 toma contacto con algunos de los partícipes militares y civiles o personeros de aquel intento de golpe de estado, certifica que los amigos de Frondizi, entre ellos el Dr. Julio Oyhanarte, convencen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación de aplicar la ley de Acefalía vigente y evitar el juramento de un oficial de las fuerzas armadas.

Cardone se detuvo justificadamente en sus trabajos sobre aquel presidente provisional del Senado, injustamente cuestionado o menoscabado en su accionar, revalorizando su formación política, sus dotes parlamentarias y sus prácticas en las cuestiones partidarias e institucionales.

Apuntó siempre a la reivindicación de su persona, asumió la primera magistratura de la Nación de acuerdo con Frondizi y cumplió con su único compromiso de entregar al poder al dúo Illia-Perette, ganadores del próximo turno electoral en el país.

Cardone escribió su primer trabajo “José María Guido, un desconocido dirigente político patagónico”, su tesis doctoral, que fue publicado por la legislatura de Río Negro y declarado de interés educativo y cultural.

Idéntico criterio adoptó el Concejo Municipal de Viedma, obra que apareció con modificación con el título, “José María Guido, un patriota en la borrasca”.

La tercera versión que sintetiza el amplio trabajo de investigación realizado en los distintos escenarios que seleccionó Cardone, se presenta como “José María Guido, el presidente está solo”. Este último libro tiene como característica principal que el hijo varón del expresidente Guido, Rodolfo, haya incluido una reflexión sobre el protagonismo de su padre.

Dice Rodolfo “… cuando mi padre tuvo que decidir sobre su futuro político, allá por marzo de 1962 no titubeó. En compañía de sus más allegados y amparado por el apoyo del Dr. Arturo Frondizi asumió la presidencia tras el golpe que efectuaran las fuerzas armadas. Con la frente en alto y sin ansias de poder cumplió el objetivo que se había fijado: llamar a elecciones y entregar el cargo a quien el pueblo hubiera elegido. La presente obra, puntualiza, es ante todo la de un verdadero patriota”.

Por su parte Félix Luna suscribe un verdadero prólogo. “Este libro ante todo es una obra de justicia. La memoria colectiva ha fijado la imagen de José María Guido como un gobernante a medias, un hombre tironeado por fracciones e intereses encontrados, que no tuvo autonomía ni opinión propia. La verdad histórica no es esa y estas páginas tienden a rectificar ese error. Creo también, que es una obra de excelente nivel que no ha dejado fuente importante sin explorar”. (APP)