Jorge Andrés Vera, economista y docente de la región, es el nuevo Subsecretario de Desarrollo Minero de la Nación

Viedma.- (APP) Lo informó la Secretaría de Minería de la Nación dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo , señalando que  reemplazará a la Licenciada Laura Ropolo, quien pasará a cumplir la función de coordinadora de la Unidad Especial de Implementación del Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino (PEDMA).

Jorge Andrés Vera es Doctor en ciencias económicas de la Universidad Nacional de La Matanza, Licenciado en Administración de la Universidad del Museo Social Argentino, Diplomado en Historia Argentina y Latinoamericana de la Universidad Nacional de Río Negro y Becario postdoctoral CONICET-UNRN. Profesor Adjunto de la Universidad Nacional de Río Negro y la Universidad Nacional del Comahue. Su carrera académica como investigador se vincula al estudio de sectores productivos regionales.

En los últimos años ha desarrollado trabajos de análisis e investigación del sector minero en diferentes países de Latinoamérica. Ha publicado diferentes artículos en revistas nacionales e internacionales y realizado presentaciones y conversatorios en materia de difusión de la actividad minera.

Antes de la confirmación de su nombramiento, Vera participó en una conferencia en línea organizada por la cámara de proveedores mineros de Chubut, Capem, en la que se dio una idea de su posible enfoque.

“La minería es una oportunidad para subirse a la ventana de la transición energética en el mundo y luchar contra el calentamiento global”, señaló Vera.

“Es necesario establecer políticas económicas y generar una agenda que involucre a la producción y al trabajo como principales banderas, pero en un marco de sostenibilidad ambiental”, agregó.

Según Vera, las políticas públicas deben tener una base científica y facilitar nuevas tecnologías para diversificar la industria productiva del país.

“La minería no podría ser prohibida o ser una variable a no considerar para lograr estas políticas”, manifestó en referencia a la prohibición de la minería a cielo abierto en Chubut.

Sobre esta temática, en un reciente artículo escribió que: “(…) militar y festejar la prohibición de actividades productivas que permiten o permitirían el ingreso de divisas debiera incluir —mínimamente— una propuesta alternativa de ingreso o ahorro de divisas coherente. Insisto, toda iniciativa que no dimensione esta problemática descripta anteriormente, por más atractiva que parezca a primera vista, no brindará ninguna solución y nos alejará inevitablemente de las posibilidades de desarrollo. Nuestro país necesita en forma imperiosa incrementar sus exportaciones e iniciar un sendero estable de crecimiento basado en el fomento de la producción que le permita —al menos— duplicar su PIB per cápita en la próxima década y garantizar empleo de calidad. Lejos estamos de ser un país que contribuya significativamente al calentamiento global y a la crisis climática mundial; para dar un dato, las emisiones de CO2 nacionales representan menos del 0,5% del total de emisiones mundiales. Confundir la agenda de desarrollo nacional con la europea es un error que puede costarnos demasiado caro en lo económico y en lo político. Expuesto el desconocimiento estructural, avancemos brevemente en algunos despistes particulares. En la actualidad, la Argentina está en condiciones de desarrollar diferentes actividades productivas de manera responsable y de potenciar sus exportaciones. Por citar un caso, la minería metalífera es una actividad con alto potencial, subexplotada y objeto de fuertes críticas, en la mayoría de los casos basadas en falacias. El grado de confusión aportado por Viale en este punto es particularmente llamativo, sobre todo cuando afirma que “la megaminería, a diferencia de la minería tradicional, es inherentemente contaminante, insostenible e imposible de controlar. Esto por su (enorme) escala y modalidad de explotación: a cielo abierto y con el uso de colosales cantidades de energía, explosivos, agua y tóxicos”. Es importante aclarar que la modalidad a cielo abierto no es nueva. Existen minas metalíferas y a cielo abierto desde principios del siglo XX, por ejemplo Chuquicamata en Antofagasta, Chile; y minas subterráneas que operan en la actualidad, tal como Cerro Vanguardia en Santa Cruz, Argentina. A su vez, el carácter contaminante —aparentemente vinculado al uso de sustancias tóxicas— también es una falacia. Basta mencionar que en la minería de oro moderna se utiliza cianuro (específicamente una solución cianurada compuesta en un 99,9% de agua), mientras que en la minería tradicional se utilizaba mercurio, sustancia prohibida actualmente, cuya toxicidad crónica es 66 veces superior a la del cianuro, además de ser persistente en el ambiente y bioacumulable en la cadena trófica. Si esa es la minería tradicional que recomienda Viale, deberíamos preocuparnos seriamente. Por otro lado, las cantidades de agua consumidas por la actividad minera no están ni cerca de ser colosales. En provincias como Catamarca o San Juan, la minería consume menos del 1% del agua, siendo la agricultura la actividad que más la utiliza —de manera ineficiente—, explicando un 90% del consumo total. Por su parte, Chile, con un alto desarrollo minero, consume menos del 4% del agua, siendo la actividad agropecuaria la de mayor consumo (70% del total).” (APP)