“Negros y Luminosos es una filosofía de lo cotidiano, una filosofía que se puede tocar”/Por Dafne Pidemunt

Viedma.- (APP) Opinión de la escritora y editora Dafne Pidemunt del libro de poemas “Negros y Luminosos” de Claudio García, editado por “El Suri Porfiado”. Lo leyó como apertura de la reciente presentación del libro en la Biblioteca de la Legislatura en Viedma. El autor ha publicado varios libros en poesía y narrativa, algunos de ellos seleccionados en distintos concursos. “Negros y Luminosos” y otro libro más reciente de relatos infantiles, “La lección de los peces”,  se presentarán en la próxia Feria del Libro de General Roca, del 26 al 30 de octubre.

Conocí a Claudio en una situación que podríamos decir triste, poco feliz, una situación de mierda, bah. También lo vi reírse, estar en silencio… ¿por qué lo digo? Porque de eso se trata este libro, de la vida y sus múltiples condimentos.

Una multiplicidad de momentos, reminiscencias y anhelo de lo que ya no está, noches con amigos y alcohol, la militancia, el dolor que le dejaron ciertas mujeres, las putas como refugio o escape. Y ahí, siempre cerca, la muerte. Acá la habitación que fue primero de una infancia y una adolescencia de búsqueda, de intentar comprender el mundo. Los libros, la compleja filosofía, amada y descartada porque sabemos que leer a los grandes nunca hizo revolución. También acá los años de excesos, acá la madurez que viene aparejada de callar un poco y contemplar.

Recuerdos que se temen olvidar. Y el jazz salvando toda pérdida.

Pero principalmente acá el amor de lo posible, que ayuda a soportar las muertes ajenas, porque de la propia se ríe, el coqueteo con morir por propia mano, que lo puede asesinar, y la ironía, el humor también es parte de este libro porque como dije, este libro habla, apenas, como si fuera poco, de la vida misma, y sabemos que la vida es un plato complejo.

Si hay tristeza o temor, viene a salvar la risa, a rescatarnos la música.

En estos poemas podemos observar mariposas, cuidar jardines y subir muchos metros para podar, también cuidar implique ciertos riesgos. En eso pensé cuando leí el poema 14 de “El podador de flores”.

“Negros y Luminosos” es una filosofía de lo cotidiano, una filosofía que se puede tocar, vivir, una filosofía de tipo “aparentemente simple” porque subyace un ser enmarañado que no quiere serlo.

Claudio García viene a recordar que está bueno dejar ciertas erudiciones, aunque a través de un peine se desee “descubrir nuevamente a Nietzsche y Spinoza, dejar de odiar a la gente, eso que por lo general no pasa”.

Aseveraciones de la que se dudan y hasta se niegan.

Para resumir, en estas páginas transcurren imágenes y situaciones que la mayoría de nosotros hemos vivido.

Un cuadro de la Joplin en la pared de la habitación, la mano en la entrepierna de una mujer amada en un cuarto, que puede ser el de cualquiera, porque también ahí me pude ver, el ustedes, el mío, el de él o ella, la filosofía para intentar comprender el mundo, la militancia, los años de, como diría Paula Jiménez España, “la mala vida”, que se añora pero no.

Y también la naturaleza en contrapunto a los recuerdos, lo que ahora está, lo que no nos va a abandonar, la necesidad del silencio “propio y ajeno”.

El amor para olvidar un poquito la muerte.

En un mundo cada vez más despojado del compromiso social, cada día más violento, en estas páginas recuerdo un poco alguito de mi vida e intento comprender la sencillez de una vida y una mente compleja.

En estos versos la turbulencia, la calma y el descanso, entonces mejor “vamos pal’fondo Negra/demos soplo a la tierra”.

ALGUNOS POEMAS DE NEGROS Y LUMINOSOS

LIADOS EN EL CUARTO

Liados entre sábanas exhalamos aliento de vino y cigarrillo, pero predomina el aroma de los cuerpos. En esta pieza estamos alejados del mundo, como pájaros escondidos en un árbol de frondosa sombra o como los secretos que se esconden en el rumor del reflujo del mar. Agotados del sexo mis ojos redescubren algunas cosas de las pieza. Un cuadro con la foto de Janis Joplin -su sonrisa de niña de la que salía su desgarrada voz-. Otro cuadro con la reproducción de un óleo de Venecia, en un estilo impresionista de un autor desconocido que me gustó  desde la primera vez que lo vi -predominan los colores celestes y azules de las aguas en un primer plano, sobre las casas y edificios que se encuentran hacia la derecha en un segundo plano, y toda la imagen sugiere la idea, no sé por qué, que lo que crea el hombre es siempre frágil-. Los libros apilados en forma desordenada sobre la cómoda reflejan que hice algo más que vivir. Mientras tanto te acurrucas entre mi brazo derecho y mi pecho, y con mis dedos te acaricio. Todavía, por cierto instinto, una de mis manos tiende a buscar tu entrepierna. Sólo por instinto, también, creo que pienso.

TITANIA

Qué nombre raro Titania pensé cuando abriste la puerta de ese cuarto y dijiste que te llamabas Titania, mirá vos, yo que he conocido putas de todos los nombres como Loló o Palmina y distintas Marías, María Luz, María Paula, María Clara, María Teresa, María Ana y hasta una María Pía que tenía bien su nombre porque piaba como un pájaro dulcemente en uno de los oídos mientras cumplía con sus artes amatorias, pero nunca una Titania, y ahora que conocía una me sentía agraciado aunque el lugar fuera un cuarto que parecía de un monje benedictino por lo austero de sólo un cama y una palangana en el piso con una jarra de agua al costado y una cruz de madera en una de las paredes. Y yo que solía caer en raros pensamientos cuando estaba con una puta me decía qué bueno conocer una Titania, una puta con nombre de personaje de Shakespiare, y le pregunté, ¿sabés que tenés nombre de reina?, y ella me sorprendió aún más que con su nombre diciendo, sí, pero en lugar de ser reina de las hadas, soy reina de las putas, y me sentí tan agraciado de conocer a esa mujer desnuda de lavajes rápidos pero que había leído a Shakespeare y andá a saber a cuantos otros escritores clásicos, quizás era más lectora que yo que  presumía de los libros leídos pero  ocultaba que buscaba putas cada tanto aunque nunca pensé encontrar una Titania con la que ya no sólo quería coger sino pagar su compañía una tarde cualquiera en un bar o en una plaza para saber qué hermosos secretos albergaba su espíritu, preguntar por qué vagaba en camas con una compañía como la mía que no tenía más valimiento que ser un perro abandonado y preguntar también si al final yo era un Píramo que encontraba a su Tisbe y ella sonriera entendiendo.

9

En los momentos en que el alcohol

se escapa del  paladar,

mis manos se comportan de manera rara

y al mirarlas

descubro un espejo con grandes virtudes.

Con un método mejor que el de gitanas y brujas

en la palma de mis manos

puedo contemplar lo que depara el futuro.

A veces mi rostro

aparece con hondas arrugas en la frente

indicando que llegará el día en que mi mujer se cansará,

discutirá por boludeces

y terminará marchándose

con hijos y plantas.

Otras, una gruesa cicatriz en la mejilla

asegura la traición del amigo que a poco de la separación

se enamorará de mi mujer perdidamente

y la convencerá para vivir juntos.

Hay veces, debo confesar,

las manos no muestran mi rostro

sino otras manos con rayas profundas en las palmas

y uñas crecidas

que de golpe se aferran al cuello

y pretenden ahorcarme.

Logro zafar por la indignación

que me agarra al pensar

que los conocidos, al encontrarme muerto,

tendrán la certeza

que se trata de un suicidio,

que con tanta desesperación busqué la muerte

que lo hice con mis propias manos.

¡Nada más alejado de mis intenciones!!

Es verdad que a veces por exceso de alcohol y de tristeza

pienso que me disparo un arma

o que acelero con el auto en la ruta

hasta estrellarme con el frente de un camión.

Pero jamás, jamás lo haría con mis propias manos.   

13

Un letrero de neón anuncia un peine cuyo uso

permite no tener memoria.

Un peine más barato que el whisqui,

que la droga, que un libro de Sthepen King.

Un peine que disuelve los líos de mi vida.

Que permitiría amar como la primera vez.

Un peine para descubrir nuevamente a Spinoza y a Nietzsche.

Un peine para dejar de odiar a la gente,

eso que por lo general no pasa.             

14

Soy un podador de flores,

y de eso me enorgullezco,

porque ¡hay que tener agallas!

Muchas veces es una tarea fácil agacharse

y cercenar el tallo de los pétalos,

pero los quiero ver encaramándose

en los árboles más altos para cumplir con mi destino.

He estado cincuenta metros arriba de un fresno

para cortar sus flores minúsculas.

En lo demás soy un tipo normal que toma sopa

y regala flores a cualquiera.

15

Desconfío de los que hablan de arreglar todo

pacíficamente.

Desconfío más de ellos que de los que piden orden.

Un hombre furioso anima a sumarme a su causa.

Soy comprensivo con los provocadores de problemas.

Estoy seguro que las naturalezas con calma encierran

las peores tempestades.

Creo que la gente está muy cansada de los lobos con piel de cordero.

No quiero seguir tan lejos del futuro como si recién empezáramos.

16

A caballo de los sueños no me quedé quieto.

Leí libros en casas destruidas,

muerto de frío y al amparo de una vela.

En esos lugares descubrí amores asombrosos.

Y en un viejo grabador escuché una y mil veces

blues de Manal, Mayal y  Hendrix.

Cuando me cansé de no comer

y de intercalar mates con cigarrillos,

escapé de Buenos Aires y de los sueños

sin remedio que encierra.

Ahora, después de tantos años,

extraño tanto todo eso,

sobre todo antes de dormir,

cuando cumplo con la ceremonia

de dar besos de buenas noches

y marco las 6 en el despertador para mañana.

28

Miradas minadas por el alcohol,

borran de sus rostros el pasado, los recuerdos.

En ese estado, encuentro mejores amigos.

Personas que palmean y dicen:

“¡Qué odiosa es la realidad!”

Que recurren a todos los medios posibles

para amanecer juntos, abrazados y borrachos,

juntando las monedas para buscar putas que ya duermen.

¡Qué espantosa existencia no encontrar esos amigos!

Llega la noche y uno cena y se acuesta;

pero ¿qué me da eso?

La noche impetuosa, turbulenta, es más grata.

Con sólo unas bebidas, les importo a los demás

y los demás me importan.

MARTA

Marta, me enfermaste de todas las enfermedades posibles

y ni siquiera pude recuperar la salud con grapa casera.

Me dejaste los ojos húmedos, el pulmón pesado, los labios secos,

el estómago revuelto, un tic de postrarme ante el cuadro de la Mitchell de mi cuarto,

una picazón sobre el pecho que nada calma

e incapacidad para excitar y amar.

Ay Marta que me dejaste fuera de la órbita de toda mujer

y  cómo me gustaría aún con el mal que hiciste

saber a qué ciudad de mierda te fuiste a vivir para ir a buscarte

y encontrarte y confesar que me enfermaste de todas las

enfermedades posibles y aún así no quiero sanar

sino que hundas tu lengua en mi boca y la mantengas así hasta la asfixia

y ese relámpago que dicen ven los moribundos antes de partir.

CUECA

Una cueca me sale

de la guitarra

pájaros que se posan

sobre la parra.

Una uva y otra uva

siempre es la tierra

ya lo dijo Neruda

canta la piedra.

Canta la piedra, sí

Y todo ser

Tiene su corazón

bajo la piel.

Tu amor me quita penas

tira el anzuelo

que enreda mi cariño

entre tu pelo.

Entre tu pelo, sí

aureola de agua

me ahogo al respirar

bajo tu enagua.

Arrebata el amor

y a manos llenas

junto besos que calman

todas las penas.

Todas las penas, sí

de mi guitarra

que no se acabe el vino

que se emborrachan.

Embriagado de amor

las piernas tiesas

que tus dedos me arrastren

hacia la pieza.

Hacia la pieza, sí

sin desamparo

tu piel  traerá la luna

de color claro.

De color claro, sí

toda redonda

no acechará el adiós

entre las sombras.

VOLUNTAD DE LA MUJER

Por entonces tenía como nueve o diez años

pero  ya sonrojaba

cuando  Mimí, amiguita vecina, un par de años mayor,

me  jalaba del brazo para que saliera a jugar.

Un poco más grande entendí que el deseo

es como el inconsciente manoteo de un bebé

buscando  la teta de su madre.

Mucho más grande, creí

que  la benéfica influencia del sexo

bastaba  para sentirse enamorado.

Hoy, después de muchos años,

puedo  decir que sólo hay que abandonarse

a la voluntad de la mujer.

CAZADOR Y PRESA

El cazador espera emboscado

la llegada de su presa.

Cuando la tiene en su mira

se arrepiente

y en lugar de matarla

decide invitarla a cenar.

La presa acepta,

porque en realidad la comida escasea.

El propio cazador prepara una comida

bastante elaborada

pero con tanta mala suerte

que uno de los ingredientes

en mal estado

hace que presa y cazador terminen

muriendo intoxicados.

LILI

Vamos pal fondo Negra/demos soplo a la tierra

Eres la noche clara

estrella y luna

tenerte entre mis brazos

es mi fortuna.

Basta que me sonrías

para que acuda

te llevo una manzana

si estás desnuda.

Un pez para la cena

luego la cama

si traes tus besos tiernos

surge la llama.

Los besos que me das

llegan muy lejos

se sienten en los labios

y hasta los huesos.

Por la misma tijera

todos cortados

mi corazón martilla

sólo a tu lado.

Una estaca en mis pies

filo al costado

muero cuanto te vas

crucificado. (APP)