Recuerdo y homenaje para los que cumplieron con la región/Por Omar Nelson Livigni

 

Viedma.- En el largo paréntesis territoriano, a lo largo de siete décadas, tuvimos buenos, regulares y malos gobernantes, siendo los pertenecientes a estas dos últimas categorías la inmensa mayoría.

Las circunstancias se daban para que así fuera. El Poder Ejejecutivo nacional, desde remotos despachos en Buenos Aires, designaba a nuestros gobernadores, jueces letrados y de paz, policías y empleados administrativos, y además fijaba los impuestos y recaudaba nuestras rentas.

Los habitantes de esta región tenían reducida su capacidad electoral al ámbito municipal, no pudiendo elegir a sus representantes, y las propias limitaciones que la Ley 1532 de Territorios Nacionales de 1884 imponía a los gobernadores, hicieron el resto.

Fue un lugar común, y lo reflejan con gran fidelidad los viejos y heroicos periódicos locales, la indolencia, negligencia y los abusos de muchos mandatarios que llegaban a estos lugares desconocidos para aprovechar en beneficio personal y el de sus allegados, por lo menos, un período de tres años, sin rendir cuenta a nadie, jurisdicciones que se convertían así en verdaderas satrapías libradas a su propia suerte.

Pero no todo puede reducirse a un diagnóstico negativo, confirmando que toda regla tiene sus excepciones, y por eso hubo mandatarios en esa época que se comprometieron con la región y sus pobladores, dejaron su impronta, sintieron la Patagonia como algo propio, y pudieron sustraerse a las insuficiencias de las leyes que regulaban sus actividades, que en definitiva nunca fueron excusas creíbles ni justificables para los que nada hicieron o pasaron por los cargos sin pena ni olvido.

La Pampa, como el resto de la Patagonia, tuvo innumerables delegados del poder central en cumplimiento de la Ley Nº 1532 de Territorios Nacionales. De todos ellos cabe recordar a los primeros y a los últimos. Los gobernadores Juan Ayala (1885-1890), Eduardo Gustavo Pico (1891-1899), José Luro (1899-1901), Juan Carlos Neveu, (1949-1951) y Raúl Ricardo Peláez (1952-1953). Los primeros porque tuvieron que afrontar problemas sin precedentes, y los segundos porque les tocó gestionar la transición hacia la constitución efectiva de la provincia.

Resulta oportuno destacar que hace más de 10 años la hija del ex – gobernador de Río Negro entre 1932 y 1934, Adalberto Torcuato Pagano (foto de su busto, levantado en su homenaje en El Bolsón), presentó un libro reivindicando la meritoria obra de su padre, transcurridos más de 80 años de aquella recordada administración.

Es que más allá del juicio influído por el amor filial, aquel mandatario fue un constructor infatigable en cuyos casi cuatro periódicos sembró de obras publicas la extensa jurisdicción a su cargo de 200.000 Kilómetros cuadrados.

A lo largo y a lo ancho de la hoy todavía novel provincia se encuentran testimonios de aquellos años fructíferos. Muchos de los reclamos de Pagano ante el poder central se convirtieron en obras y acciones, otros en valiosos antecedentes de proyectos que se cumplieron mucho después -como el regadío del Valle inferior–  y otros un legado para retomar con la validez de siempre.

Pagano se quedó definitivamente en Río Negro donde falleció en 1960. Antes que él no se puede olvidar a gobernadores de la talla de Eugenio Tello y Angel Gallardo, por similares méritos y honestidad administrativa.

En Neuquén, cualquier visión retrospectiva valoriza al Coronel Manuel Olascoaga, quien fue el primer gobernador territoriano. Se preocupó por el riego y la producción, organizó los servicios administrativos y policiales, construyó edificios para oficinas públicas y trajo la primer  imprenta.

También figuran en un lugar de privilegio personalidades como Carlos Bouquet Roldán, de decisiva participación en el traslado de la antigua Capital en Chos Malal a su actual emplazamiento, hoy Neuquén capital, el más importante conglomerado humano de la Patagonia. Y su continuador, Eduardo Elordi, calificado por Angel Adelman en su “Primera Historia de Neuquén”, como “el más grande administrador público que haya tenido Neuquén”.

En Chubut, ocupa un lugar especial la gestión de su primer gobernador del territorio, Luis Jorge Fontana, quien  recorrió toda la zona, desde Rawson hasta la Cordillera, y desde el río Chubut hasta el limite de Santa Cruz, para establecer colonias agrícolas y ganaderas, facilitando así la fundación posterior de pueblos como Esquel y Trevelín.

Por su parte los santacruceños no dejan de venerar el recuerdo de Juan Manuel Gregores designado en 1932, quien  ejerció sus funciones hasta diciembre de 1945.

Lo mismo sucede con Ramón Lista –uno de sus antecesores– quien gobernó seis años a partir de 1900, combinando esas funciones con sus exploraciones, en las que recorrió el río Santa Cruz hasta los lagos Argentino y Viedma y los cerros Fitz Roy y Paine. No escapa a esta enumeración pionera la figura de José María Moyano, marino, geógrafo, y explorador quien impulsó la colonización en Santa Cruz. Trajo familias y numerosos ejemplares ovinos de Punta Arenas, y viajó a  Las Malvinas para  fomentar las relaciones comerciales y atraer pobladores y ganado al continente.

Finalmente en el escenario más austral, en Tierra del Fuego, todo comienza con el comodoro Guillermo Augusto Lasserre, y continúa entre otros con gobernadores como Roberto Bilbao, Ernesto Manuel Campos y más cercano en el tiempo, Ramón Trejo Noel, responsables de consolidar los cimientos del estado que se provincializó recién en junio de 1991.

Creemos oportuno efectuar así esta rememoración de ligero trazo que de ningún modo resulta taxativa, para que las nuevas generaciones de ciudadanos patagónicos sepan distinguir y rescatar como ejemplos a la dirigencia de los viejos territorios que supo estar a la altura de las circunstancias, cumpliendo una función patriótica en beneficio del país, habiendo aprendido a querer esta tierra como propia, y dejando aquí sus mejores esfuerzos y nobles afanes.

Para ellos nuestro más sentido y respetuoso homenaje.

EMMA NOZZI

Desde el pasado 1 de noviembre que con diversas actividades se viene conmemorando los 100 años del nacimiento de Emma Nozzi. Días atrás lo hicieron un grupo de investigadoras y docentes, abordando en dos jornadas distintos temas de la historia regional. Verdaderamente justo que reivindiquemos, más allá de tal o cual aniversario, la figura de una docente a cuya meritoria y tesonera labor se le debe la fundación del museo histórico regional de Carmen de Patagones, uno de los más importantes del país y la Patagonia, entre otros méritos.

Emma Nozzi , quien falleció octagenaria a fines de noviembre de 1999, alternó durante su vida su vocación docente en varios establecimientos educacionales de Patagones, con la dirección del museo y su paso por los estudios y la investigación histórica. “Yo no soy historiadora, soy una maestra que indaga en el pasado para conocer mejor el presente”, decía. Pero a su dedicación y conocimiento de los temas se debe la aparición de trabajos convertidos en fuentes de consulta sobre la obra del marino Luis Piedrabuena, el combate del 7 de marzo de 1827 contra el imperio de Brasil, los galeses en Río Negro y otros tópicos tan diversos como interesantes.

Esta extraordinaria mujer, cuando alcanzó los beneficios de la jubilación se dedicó con exclusividad al proyecto que fue el leit motiv de su vida. Nunca cobró haberes, no del municipio, ni de la provincia de Buenos Aires por su trabajo, donando sistemáticamente sus remuneraciones a la entidad.

Dice muy bien Alberto De Paula en un comentario:  “…cuando las historias de vida y la investigación por fuentes orales era aún desconocidas, Emma Nozzi comenzó a practicarlas en su ámbito del sur bonaerense. Además cuidó en forma rigurosa de los fondos documentales pertenecientes o a cargo del museo que, en su conjunto, componen uno de los principales archivos del sur argentino”. Y agrega: “…su tarea no se circunscribió a las paredes del museo. Extendió su acción a las escuelas mediante los servidores didácticos de los que fue pionera. Y la amplió también al medio urbano luchando por salvar algunas cosas, pero también para proteger el conjunto del casco fundacional que en 1986 fue declarado por el gobierno bonaerense como Centro Histórico Provincial y Polo de Desarrollo Turístico de la Provincia de Buenos Aires”.

En Radio Nativa y APP recogimos recientemente otros testimonios que ensalzan la figura de Emma Nozzi.

El historiador Jorge Entraigas hizo hincapié en su “ejemplo moral”, ya que donó siempre su sueldo del Museo Regional –que lleva su nombre- a la cooperadora de la institución.

“Fue la madre absoluta de la conmemoración de la Gesta del 7 de Marzo de 1827”, enfatizó.

Dijo que “Emma Nozzi fue maestra normal nacional y eso dejaba como ideología un compromiso con la escuela pública obligatoria, gratuita y laica, había que alfabetizar en la Patagonia,  y ella lo cumplió, allá lejos y hace tiempo, y eso fue una hazaña”.

Destacó que “también se dedicó a recuperar las cosas viejas de Patagones y que éstas lleguen a todo el público, a todos, hubo una generación que acompañó a Emma Nozzi en esto de recordar el pasado”.

“Fue una abanderada en esto con la creación del museo; hay investigadores  del pasado que se publican y se leen entre ellos, no salen a la gente, Emma Nozzi fue todo lo contrario, había que llevar la historia a todo el pueblo, como buena docente, a todos los chicos”, consignó.

Enfatizó que “eso fue un gran mérito ante académicos que son más selectivos; divulgó nuestro pasado con fervor patriótico”.

Reivindicó además su rol para preservar edificios históricos, como La Carlota, lo que es hoy el casco histórico de Carmen de Patagones, “de lo contrario hubieran hecho estragos con este patrimonio”.

El director del Museo Regional Emma Nozzi, Jorge Bustos, destacó que “en Patagones Emma Nozzi fue en el siglo XX no sólo una persona muy destacada, sino la más destacada; tuvo una visión, por muchos años en soledad, de la importancia de la recuperación del patrimonio arquitectónico”, y por lo tanto fue la promotora de resguardar esto.

Recordó que sufrió mucho por las demoliciones que hubo ante la falta de normas, pero “hizo salvatajes individuales, si hoy existe La Carlota es porque lo trabajó ella, los tres ranchos que sobreviven, que nos dan testimonio de principios del siglo XIX y son hoy monumentos históricos nacionales, se lo debemos a ella”.

“Tuvo además la visión del conjunto, comienza a armar la idea del casco histórico, convoca a especialistas de primer nivel nacional en preservación, hace la primera ordenanza en la década del ’80 se preservación del casco histórico”, aseveró.

Indicó que luego se dedicó a sembrar conciencia en este sentido y genera que esto lo tome el municipio y se genere un área específica.

Bustos enfatizó que “todo su esfuerzo se consolida en una conciencia que hay sobre el patrimonio”, que se cristaliza en declarar al casco histórico como poblado histórico nacional,  y la importancia de esto desde el punto de vista turístico.

Mencionó que hoy el museo trabaja “en cosas efectivas y concretas como quería Emma Nozzi”. (APP)