Vernet: Comandante político y militar de Malvinas, primera parte/Por Liliana Verbeke*

 

Viedma.- (APP) Muy distinto era el paisaje en las Malvinas de 1829 y cuál otro hubiera sido si el proyecto visionario de Luis Vernet, primer Gobernador y Comandante Político y Militar  de las Islas, hubiera prosperado. Su esposa, la uruguaya María Sáez dejó un diario sobre sus días en las Islas escrito a partir del 15 de julio de 1829.

Se debe recordar con justeza que fue el último gobernador que vivió con su esposa e hijos en suelo malvinero, concretamente en Puerto Soledad.

El 5 de Febrero de 1830 nace una de sus hijas: Matilde Vernet y Sáenz, la primera argentina en nacer en las islas antes de la ocupación británica.

A Matilde sus familiares y amigos la  llamaron Malvina, pues prefirió  utilizar ese apodo en lugar de su nombre de pila y no fue  la única descendiente de argentinos en nacer allí, ya que llegarían también los hijos de Gregorio Sánchez y Victoria Enríquez, primer matrimonio celebrado por el propio Gobernador (tardaría en llegar el sacerdote pedido por Vernet).

Mucho tiempo antes en la colonia francesa  de Louis Antoine de Bougainville, entre los años  1764/1767 se da cuenta del nacimiento de un niño del matrimonio  establecido en el fuerte.

Pero consciente Vernet de que su hija era la primera argentina en nacer en ésta porción de territorio nacional, su llegada al mundo fue recibida con fiestas y celebraciones en Puerto Soledad, las cuales incluyeron bebidas, música y baile.

Su madre, la dulce y sacrificada María Sáez escribió en su Diario: “¡Mi mujercita malvinense! La tengo en mis brazos. Su boquita ávida como un botón de rosa ya quiere succionar. Me embarga de dulzura. Es un milagro.           Beso  sus deditos. Perfecta. Mi mujercita isleña. Mi niña valiente que ha nacido en una isla, ahora más que nunca, como si hubiéramos enarbolado entre las dos una bandera…” 

Se tiene referencia que es tradición que en cada generación subsiguiente, al menos un miembro de la familia Vernet debe llevar el nombre de las Islas. Es historia que nuestro comandante y primer gobernador debió abandonar  las Islas junto a su familia  – aunque con la esperanza de volver –  yendo primero a Brasil y Uruguay  y luego recalar en Buenos Aires definitivamente. Vivió con su familia primero en el centro de nuestra capital; Florida entre Viamonte y Córdoba y luego hasta el final de sus días en San Isidro en su Quinta Las Acacias, lugar que permanece en pie y habitada por sus descendientes.

En 1981 el gobierno nacional mandó a  construir un memorial para Matilde Vernet y Sáez y su padre Don Luis en el cementerio de La Recoleta, declarado luego “Sepulcro Histórico Nacional”.

Pero vayamos a la tarea de gobernar que tuvo Vernet y a su vida familiar en nuestras lejanas y siempre presentes Islas Malvinas.

El 10 de junio de 1829, la fecha elegida para conmemorar el Día de los Derechos Argentinos sobre el archipiélago es en homenaje a la fecha de nombramiento de Luis Vernet como comandante político y militar de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.

Ricardo Caillet-Bois, en una semblanza de nuestro gobernador isleño dice: “En la proa podía divisarse a un tripulante, bajo de estatura, cuya poblada barba y cabellos castaños, zarandeaba a gusto la fresca brisa del mar. Presentaba la típica imagen de aquellos hombres del oeste americano, conquistadores de las hugo note man, activo, inteligente, emprendedor, tenaz, muy tenaz, iba a demostrar en el curso de su existencia poseer una honestidad acrisolada. Aquel hombre era Luis Vernet”.

Luis Elías Vernet tenía ascendencia francesa pero había nacido en Hamburgo, el 6 de marzo de 1791. Su familia, de religión protestante y origen francés de la región de  Aviñón,  se radica  primero en Bélgica y luego en Hamburgo.

Componían su familia su padre Jacques Vernet, reconocido comerciante de tabaco y té, su madre María Vernet y tres hermanos varones. Uno de ellos, Emilio, le acompañaría en Malvinas.

Vernet refería a sí mismo según el idioma que estuviera hablando: Ludwig, Louis, Lewis… ya que era  plurilingüe (hablaba correctamente alemán, francés, inglés y español). Su apellido muchas veces aparece escrito Wernet, pues la “w “alemana suena similar a la “v” francesa. ​

Cuando tenía seis años estuvo dos años en un colegio militar. A los catorce años fue enviado por su padre a Filadelfia a trabajar en una empresa química de capitales alemanes llamada “Bucker & Krumbhaar”, donde al demostrar una inteligencia y capacidad especial en la actividad comercial, con el tiempo sería administrador de cargas navieras.

En 1817 se radica en Buenos Aires y tras una frustrada empresa se asocia con un capitán de Blandengues retirado (Pacheco) y navegando hacia el sur llega a Malvinas con el propósito de fundar una colonia que no prospera pero trata de que el gobierno argentino se interese y renueva el intento, esta vez con otras facultades y mejores resultados: obtuvo la concesión para cría y aprovechamiento del ganado vacuno y lobos marinos en la Isla Soledad.

El 17 de agosto de 1819 se había casado en la Parroquia de la Merced con María Sáez y Pérez, uruguaya que sería algo más que esposa, amiga, madre y compañera. María sería uno de los pivotes en los que se apoyaría su empresa de colonización malvinera.

A partir de la propuesta presentada al gobierno de Buenos Aires para colonizar el territorio malvinero, se concreta su nombramiento el 10 de junio de 1829  como comandante político y militar con las consabidas atribuciones de “observar por la población de dichas islas, las leyes de la República, y cuidar en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios”, según establecía el decreto firmado por Martín Rodríguez y Salvador María del Carril.

El 15 de julio de 1829 Vernet y 23 familias arriban a las islas. Su esposa anota en su diario: “Llegué a las casas y lo primero que vi fue una infinidad de negras chicas y grandes. Salieron a recibirnos haciendo las mismas demostraciones de contento que los negros”.

Vernet le había solicitado al gobierno de Buenos Aires que por 30 años los colonos estuvieran exentos de pagar impuestos y que debían poseer derechos exclusivos de pesca tanto en las costas de las islas como en Tierra del Fuego a lo que el gobernador Manuel Dorrego accedió sin problemas.

Viajaron en el bergantín Betsy al mando del capitán Brisbane acompañados de  un grupo de cincuenta personas, entre colonos alemanes y portugueses, criollos y gauchos de Buenos Aires y Carmen de Patagones, entre ellos iba el Gaucho Rivero. El barco también llevaba muebles y un rebaño de ovejas. Allá en las Islas los esperan Emilio Vernet, hermano del gobernador y Loreto Sáez, hermano de María Sáenz, su abnegada esposa.

Y María Sáez de Vernet no descuida ninguna de sus funciones de primera dama de las islas, ni su embarazo, ni su Diario, y esto último es algo que también hace su marido, el Comandante Militar de Malvinas.

Tras quince días de viaje, el desembarco de bienes, muebles, útiles y la misión fundamental: tratar de ayudar a su marido en la tarea de contener y ayudar a crear las condiciones para que un centenar de personas se arraiguen y se sientan atraídas y deseosas de radicarse allí.

*Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC. (UBP)