Vernet: Comandante político y militar de Malvinas, segunda parte/Por Liliana Verbeke*

 

Viedma.- (APP) Espacio inmenso como inmensa es la soledad, justo ahí, en la Isla Soledad. Y fue el 30 de Agosto el día elegido para la toma de posesión, el día de Santa Rosa de Lima.

Ese día María escribió en su Diario “Domingo 30 de agosto. Muy buen día de Santa Rosa de Lima y por lo que determina Vernet, tomar hoy posesión de las Islas en nombre del Gobierno de Buenos Aires. A las doce en punto se reunieron todos los habitantes, se enarboló la Bandera Nacional, a cuyo tiempo se tiraron veintiún cañonazos repitiéndose sin cesar el Viva la Patria. Puse a cada uno en su sombrero cintas con los dos colores que distinguen nuestra bandera. Se dio a conocer el Comandante.”

El comandante radicó colonos de distintas provincias de la Argentina de entonces: santafecinos, entrerrianos, cordobeses, santiagueños y bonaerenses, además de franceses, ingleses y de varios países del continente americano. También a esclavos que serían liberados tras una década de trabajo y un importante grupo de tehuelches. Hizo construir una embarcación que transportaría carne de los saladeros y cueros  desde Malvinas a Brasil.

El pueblo no excedía el medio millar de habitantes, la casa del gobernador era de paredes de piedra, techo de chapas y paja, una sola planta alargada mirando hacia la bahía, rodeada de jardines y una fructífera huerta. Todo lo que subsistió del fuerte español fue adecuado a distintas necesidades, desde un corral a viviendas. Próximo se hallaba el muelle y el saladero, y cerca del muelle se encontraba el renombrado almacén de Don Guillermo Dickson. El pequeño asentamiento era asistido por  un cirujano, un herrero y un pedrero, entre otros.

El piano que llevaron, los libros, los niños y las visitas que Don Luis recibe a menudo, harán llevadero los días del matrimonio gobernante. Toda la comunidad asistía a las fiestas donde licores, chocolates, confituras, valses y minués y si Vernet lo pedía, también alguna polca o mazurca para que bailen y se alegren los colonos alemanes. A éstas reuniones y otros actos Vernet y su mujer le dieron el valor, importancia y colorido similar al que podía tener un acto de gobierno en el Buenos Aires de entonces.

Aunque de ascendencia francesa, el gobernador había nacido en Hamburgo y era una suerte de alemán muy bien asimilado a la Argentina.

Él tenía un sueño; era un visionario, sabía de las riquezas naturales de las islas y el mar que las rodeaba.

El viento y la garúa helada traen desde lejos el batir  monótono y triste del parche que reunía a la pequeña comunidad africana que los acompañaba en las islas; ellos eran su servidumbre, sus consejeros y mandaderos más leales porque en las Malvinas de aquellos días y en Puerto Soledad especialmente, transita mucha gente de distintas nacionalidades, provenientes de lejanos países  que descienden ahí de la inmediatez de barcos encallados, de goletas perdidas, viajeros y aventureros que se cruzan y topan con un Vernet firme y seguro en su derrotero.

Todo es de gran responsabilidad para el gobernador, los saladeros, los edificios como el viejo y sólido hospital que construyeran los españoles.

María reza e invoca a Stella Maris, pues ha debido mutar de Patrona, la que cuidará de ellos y la bahía por siempre.

Doña Ana de Riglos le había regalado la vajilla que llevaron a Malvinas, pero igualmente o más importante era la vaca que viajó con ellos, que alimentaba con su leche a grandes y chicos.

Cuando había visitas, en la casa se servía “té inglés” que bajaba de los barcos… pero también el conocido té de “lucién”, una hierba de la Isla que consumían los lugareños y la familia bebía por las noches.

El buen pasto de las Islas permite que las vacas aporten lo mejor, su carne, su cuero y su leche que también se convierte en dulce, crema y manteca.

El piano de María resulta siempre convocante como la biblioteca que ambos llevaron consigo. Vernet leía y escribía en alemán, en francés, en inglés y en español y según Frédéric Lacroix en su libro “Patagonie, Terre-du-Feu et Archipel des Malouines” del año 1876 el hogar de la familia Vernet  “poseía una biblioteca importante en varios idiomas” y agrega “el asombro de haber participado allí en una velada artística a cargo de la dueña de casa”.

La gobernadora reúne también a las mujeres y se dan a la tarea de confeccionar ropas y fabricar velas, porque se necesitan pesados ponchos para capear temporales isleños.

El Gobernador manda plantar una extensa alameda y trabaja también la huerta, donde arvejas y papas chilenas se producen en cantidad. El encargado en realidad era un alemán que fuera quintero del barón de Holmberg.

María  sigue escribiendo su Diario “El capitán Brisband trae toda la gente que dejó en Georgia, uno de estos nueve hombres vino sin pies que le fueron quitados por la nieve (…)”

El capitán Brisband se permite bajar del barco varios ejemplares arbóreos de distintas especies y profunda raíz, algunos “Pájaros niños” de una colonia ubicada más al sur (pingüinos en realidad) que deleitan a los niños, además de varias piedras.

El Gobernador advierte “éstas islas serán algo más que ganaderas”, “esas piedras contiene plomo entre otros metales”.

Vernet un hombre de su tiempo, del tiempo histórico, político y económico que le tocó vivir, solía confeccionar o dibujar sus propios mapas, y fue quien dibujó el mapa de la Isla Soledad.

Fiestas domingueras, carreras cuadreras, caballos, peones, gauchos  y morenos todos encuentran y es motivo de reunión, de diversión y consuelo en la lejanía… eso sí siempre todos con la cinta celeste y blanca en el sombrero.

Contrariamente a su deseo y al igual que en la actualidad, Vernet no podía encontrar la forma de controlar la pesca. Este asunto era su obsesión, pues varios buques balleneros y loberos asediaban la zona y se negaban a pagar lo que hoy diríamos “el canon” o derechos que corresponden. Aunque Vernet logró detener a dos buques americanos, uno escapó y de esto da cuenta al gobierno de Estados Unidos, que exigió indemnización y reparación del caso y hasta puso en duda nuestra soberanía desconociendo el reclamo de nuestro país.

Buenos Aires lejana e indiferente a su patriótico derrotero, inserta en luchas intestinas, no advierte la riqueza en recursos naturales de varios tipos que envuelven a las islas por lo que siempre fue un codiciado destino.

Inglaterra protesta a Rosas por el nombramiento de Vernet mediante su encargado de negocios.

En 1831 Vernet apresa tres barcos norteamericanos que pescaban sin autorización y se embarca con su familia en la goleta Harriet; con la carga incautada se dirige a Buenos Aires, en lo que creen será una ida y vuelta a la capital del país. Tiene el propósito de llevar el caso al  Tribunal de Presas.  Deja el mando a su segundo Don Enrique Meteaf pero ya nada sería igual… El gobierno de Estados Unidos  se manifiesta con violencia enviando un buque de guerra que destruye las fortificaciones.

De este modo, la corbeta Lexington al mando de Silas Duncan invade y destruye Puerto Soledad (también conocido como Puerto Luis) comenzando por el Fuerte, mató animales, saqueó el lugar y detuvo a los pobladores luego de engañarlos enarbolando bandera francesa.

Se logra recuperar el gobierno de las Islas por un tiempo, hasta que el 3 de enero de 1833, José María Pinedo, comandante interino que había llegado a las islas en octubre a bordo de la Sarandí con un grupo de presidiarios con la orden de fundar un penal,  debe asistir a la invasión de la Clío y el desembarco y ocupación británica.

Nunca imaginaria Vernet que jamás podrían volver a las Islas. Este hombre esencial, que advirtió el futuro y la riqueza del archipiélago, que compartió junto a su familia la vida dura y de exposición extrema, reafirmando en todo momento nuestros derechos en nombre del estado nación argentino.

El 14 de noviembre de 1973 el Congreso de la Nación estableció que el 10 de junio sea el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico Argentino y que ese día, y a una misma hora, sea conmemorado en todas las escuelas del país.

*Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC. (UBP)

Foto: Mapa hecho por Vernet de la Isla Soledad