Edgardo Cardone:  “José María Guido asumió la presidencia para salvar al país de males mayores”/Por Claudio García

Viedma.- (APP) Hace poco más de un año falleció  Edgardo Cardone, dirigente político,  periodista, profesor y doctor en Historia, quien había nacido en Viedma y transitó parte de su vida en esta ciudad, donde fue incluso concejal. Posteriormente se radicó en Ciudad de Buenos Aires, sin dejar de hacer visitas regulares a Río Negro donde tenía muchos amigos y era reconocido por su labor académica. De hecho gran parte de su obra como investigador está anclada a la historia institucional y política de la provincia,  especialmente al transitar de la UCR, la UCRI y el desarrollismo. Nunca ocultó su adscripción a la figura del expresidente Arturo Frondizi. Fue un asiduo colaborador de esta agencia. Hace unos años lo entrevisté  sobre uno de sus libros, «José María Guido: un patriota en la borrasca», con prólogo de Félix Luna. Este 29 de marzo se cumple precisamente un nuevo aniversario del derrocamiento de Frondizi, con la posterior asunción de Guido como presidente. Es oportuno entonces reproducir la entrevista que mantuve sobre aquella figura  controvertida y poco abordada por los historiadores, que a la vez nos permite tener una mirada más en detalle de los acontecimientos vividos en el país después de la ‘Revolución Fusiladora’ que derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón en 1955 y de la generación que en Río Negro y en el país tuvo un gran protagonismo alrededor de la figura de Arturo Frondizi.

-¿De dónde surge tu interés por Guido? ¿Por venir de una matriz ideológica similar, la adhesión al desarrollismo de Frondizi? ¿O porque hay un gran vacío en cuanto a bibliografía histórica sobre la figura del primer presidente que tuvo nuestro país de origen patagónico? 

-Yo vengo de la vieja UCRI, sin dudas. Pero yo estaba dando clases en el Colegio Nacional de Viedma en quinto año, en la materia de Instrucción Cívica, y los chicos tenían que hacer un trabajo práctico que consistía en hacer una lista de presidentes de la república. La gran mayoría no lo pone a José María Guido. Y yo debía reconocer que mis conocimientos sobre Guido también eran bastante precarios. Entonces, corro las cortinas y digo “miren, acá vivió el doctor José María Guido”… Y dije “vamos a hacer una cosa, para  la próxima clase vamos a hacer una investigación sobre la figura de Guido”.Entonces también me puse a investigar y encuentro la revista  “Todo es historia” Nro 29 que el doctor Félix Luna publica a cinco años de la muerte de Guido, y consulto con uno de mis viejos excorreligionarios, el doctor Remigio Viglione, que estuvo codo a codo con él y que se transformó en un testigo “privilegiado”, como decimos los historiadores. Hice entonces un trabajo para publicar en un diario, pero al final pedí que no lo publicaran, porque decidí hacer una investigación más completa sobre Guido. Me metí en el personaje, me di cuenta que había muchas cosas para investigar. Esa fue la motivación.

-Resulta curioso que se ha escrito ya mucho sobre la historia institucional de los ’60, sobre Frondizi, sobre Illia, pero a Guido como que se lo pasa de largo, está estereotipado como un títere de los militares, alguien a quien decidieron ponerlo como presidente mientras arreglaban sus asuntos internos, el conflicto entre Azules y Colorados…

-Hay algo de eso que vos estás diciendo. Guido tenía muy poco poder, casi mínimo. La originalidad de mi trabajo está en lo siguiente: que el doctor Guido preserva precariamente la institucionalidad de la Argentina y evita un golpe militar. Y está probado por muchos documentos, fundamentalmente por el trabajo de Potash donde se prueba que con la caída de Frondizi, el plan Martigena, de los grupos colorados más reaccionarios, estaban decididos a tomar el poder…

-Por eso el general Poggi dice “me traicionaron” cuando Guido llega a la Casa de Gobierno para hacerse cargo formalmente de la presidencia…

 –Sí, efectivamente. El doctor Guido asume en la calle Talcahuano en la Suprema Corte de Justicia y él pensaba que a lo mejor se iba a dar esto de “vos entrás y te vas”, que el mandato podía durar horas. Él va a la Casa de Gobierno y efectivamente se encuentra con Poggi sentado en su despacho. Entonces le piden explicaciones. “Yo no tengo que dar ninguna explicación; ustedes me han dicho que si se aplicaba la ley de acefalía  lo iban a respetar”, argumentó Guido. Lo que pasa es que estaban esperando que Guido dijera que no. Rodolfo Martínez, que era el ministro del Interior, me dijo que “era demasiado bajar a dos presidentes el mismo día; habían bajado a Frondizi, no lo podían bajar también a Guido”.

-¿Fue el sector Azul que convenció a Guido de hacerse cargo de la presidencia?

 –Guido simpatizaba con los azules. Cuando él termina de jurar en la Suprema Corte -no tenían ni Biblia, era una cosa muy precaria-, se abraza y se pone a llorar con Julio Oyhanarte (miembro de la Corte Suprema de Justicia), un viejo amigo de la Facultad, y le dice “qué dirá Frondizi de esto”  y él le responde: “Frondizi está en conocimiento”, porque Oyhanarte había recibido de parte de Frondizi el pedido de “traten de aplicar la ley de acefalía”.

-¿Pero tenía verdaderamente validez la ley de acefalía, más allá que la habilitó Oyhanarte? Porque Frondizi no murió, no se enfermó, no renunció…

 –Tenía y no tenía. Pero le encontraron la vuelta. Esta es la teoría de Oyhanarte, porque yo he charlado con él. “Tratamos de salvar algo”, dijo. Y si uno se pone a pensar hoy qué salvaron, verdaderamente salvaron a la Argentina de situaciones mucho más complicadas. Oyhanarte además de decirle a Guido que la ley de acefalía era pedido de Frondizi, le dice que “hay un general que te va a defender”. Y ese general era Onganía, que no lo conocía nadie, pero era el líder del sector azul…

-Tengo entendido que Guido va a tener amistad con Onganía…

 –Amistad, y además lo hace Comandante en Jefe. Pero para cerrar el tema de la asunción,  la Suprema Corte dice que el gobierno de Guido es de jure, es legal, y por eso los militares no tienen más remedio, hacen una acta secreta, lo condicionan, pero Guido queda como presidente de la república. El punto central de mi trabajo es que Guido va a salvar la posibilidad de la instalación de una  dictadura militar de proporciones, donde había un plan para asesinar comunistas, socialistas, peronistas, frondizistas, frigeristas… En ese momento se pensaba que había que matar gente para arreglar el problema de la Argentina…

-Profundizar la Libertadora…

 –Ellos desplazan a Perón, y la alianza de Frondizi con Perón obviamente no creo que les haya caído nada bien. Terminan derrocándolo y planteando asumir directamente el poder político… Todo esto termina haciendo eclosión en el gobierno de Guido… Hay como dos etapas en el gobierno de Guido, una parte legal, un 20% del mandato, y luego dictatorial, cuando disuelve las cámaras, interviene las provincias, etc… En términos matemáticos es así. Guido no fue un tipo con mentalidad de dictador. Fue una persona que hizo lo que pudo…

-El sector azul entonces jugó a favor de este proceso…

 –Estamos hablando del ’63, porque en el ’66 lo voltean a Illia, y allí es censurable. Pero en ese momento, en el ’63, defienden la precaria estabilidad que estaba encarando Guido –el Comunicado 150 era eso, no otra cosa-… Hay una línea muy finita en el tema militar que es la siguiente: Guido veía con simpatía el movimiento azul, porque era la contraparte del peor gorilismo, la irracionalidad de pensar que todos los problemas de la Argentina pasaban por el peronismo… Ellos plantean volver al estatuto militar, a la carrera militar, volver a la cadena de mandos, y la subordinación del ejército a la constitución nacional. Esto lo dicen, aunque después van a hacer otra cosa, porque en el fondo los dos, azules y colorados, no se bancaban al peronismo. Esto fue lo que impidió que Guido sacara una elección abierta, porque había que levantar la proscripción al peronismo…

-El sector azul pretendía en última instancia que el peronismo evolucionara a otra cosa y sin Perón…

 –Exacto, hacer un peronismo sin Perón. Una equivocación, pero que en esos tiempos se veía posible. ¿Quién sabía qué quería hacer Perón?…

-Después de todo, durante el gobierno de Onganía, un sector del peronismo, un sector sindical, el de Vandor, va a querer hacer un peronismo sin Perón…

 – Ya en esa época, el peronismo podía ser gobierno y oposición a la vez, el partido hegemónico del que estamos hablando. El vandorismo, al momento de la muerte de Vandor, tenía posibilidades muy ciertas de avanzar y de institucionalizarse a través de un partido cívico militar… Estaba el proyecto a la vista…

-Vos decía que Frondizi le dio el aval a Guido para que asumiera. ¿Cómo quedó la relación después, cuando Guido termina el mandato? Porque muchos frondizistas consideran a Guido un traidor.

 –Mi interpretación es que Guido fue el mal menor, y algunos dicen que tenía que haberse ido a su casa y no asumir.

-Como escribió Pablo Fermín Orejas, que en realidad no cambiaba nada, entonces para qué hacerse cargo de la presidencia…

 –Sí, esa era su idea, yo lo he charlado con Pablo. Pero para mí era el mal menor. En los setenta después vimos realmente lo que eran capaces de hacer, así que no era una ficción pensar que los colorados querían “levantar y matar”. En ese momento era muy posible. Y volviendo a tu pregunta, la relación de Guido con Frondizi fue perfecta. Yo le pregunto a Frondizi “¿usted avaló?”. Y él me dice “yo no avalé”. Claro, el no lo va a decir. También en vida  negó el pacto con Perón, y el pacto en la práctica estaba…

-Frigerio lo ayudó económicamente a Perón en su exilio…

 –Claro, Perón estaba en las malas y efectivamente Frigerio lo ayudó. Pero lo cierto es que la relación  de Guido con Frondizi viene de larga data. Se conocen en Buenos Aires en las épocas de juventud. Cuando ellos largan el Movimiento de Intransigencia y Renovación, el primer movimiento, de oposición al Unionismo que eran los que van en contra de Perón en el ’45. Dicen “nos denominamos Yrigoyenistas, queremos recostarnos nuevamente en el pueblo”…

-Lo que está en la Carta de Avellaneda…

 –Exacto. Esa es la recta ideológica que marca la unión entre Guido, Frondizi, Castello, Del Mazo, Lebhenson… Todo un grupo de dirigentes de Córdoba, Capital y Provincia de Buenos Aires, donde el gran caudillo era Moisés Lebhenson, un gran visionario… Guido venía de esta historia y se proponen ser la alternativa al peronismo. Y se dan las condiciones políticas para hacer un partido en la provincia, porque sino no lo hubieran podido armar… En la Argentina había una dicotomía, el peronismo había llenado la plaza, y en el ’55 con el golpe también se llenó la plaza, y por lo tanto había un espacio. Los partidos políticos no salen porque sí nomás, había condiciones objetivas. Fueron buscando adhesiones en los distintos pueblos, y eran tenaces y muy trabajadores. En lo ideológico entonces había un acuerdo de Guido y Frondizi. Se proponen ser conducción del partido y lo logran en el ’56. Se proponen llevar a Frondizi como candidato a presidente, y lo logran en la Convención de Tucumán, con un gran trabajo de Guido y otra gente llevando delegados del sur, de La Pampa, de Neuquén, Chubut, Santa Cruz. Por eso cuando Guido va al Senado es elegido vicepresidente, no por casualidad sino por todo ese trabajo. Fue un revulsivo no muy estudiado, que provincias que no tenían nada,  políticamente hablando, que tenían interventores, de pronto se organizan en Estados y definen cargos electivos.

-Pero cuando asume Guido después de la caída de Frondizi, el primer decreto de encarcelamiento del expresidente lo firma él…

 –Frondizi ya estaba preso en Martín García y el operador para que saliera ese decreto fue Félix Luna, porque Luna lo iba a ver a Frondizi a Martín García. Según Luna, Frondizi le dice que “me tienen que poner a disposición del Poder Ejecutivo porque cualquier ciudadano va a presentar un recurso de amparo y me van a tener que dejar en libertad”, lo que complicaba la situación política del momento a favor de los Colorados. En principio no querían sacar ese decreto, porque lo veían como una traición, a lo que Don Arturo respondió “estos son unos sentimentales” y ordenó nuevamente que “me pongan a disposición del Poder Ejecutivo”. Por eso al final le buscan la vuelta, sacan el decreto, y cuando Frondizi sale de la prisión de Martín García lo llevan al Tunquelén en Bariloche, donde iba a estar la custodia de la policía de Río Negro.

-Donde según me dijeron se dedicó a leer. Un ex UCRI de Río Negro me comentó que al llegar Frondizi le bajan dos valijas que lo único que tenían eran libros.

 –Sí. Leía hasta libros de física y química y también se dedicó a escribir. Y cuando sale de la prisión, Guido lo invita a Olivos. Frondizi dice que no, porque le iba a producir problemas, y sugiere otro lugar, en alguna chacra. Al final eligieron pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires; esto me lo contó Frondizi. Guido llegó primero y luego entra Frondizi. Guido se pone se pie y lo abraza, y le pregunta “¿hice bien en lo que hice?”, y Frondizi le contesta “lo  hizo perfectamente bien”. Y la segunda pregunta fue “usted está ofendido conmigo por alguna cosa”, y Don Arturo le contesta “no, usted hizo lo que pudo; usted hizo bien en asumir”.  Y Frondizi me acotó sobre esa reunión: “yo no le pedí nada a Guido y Guido no me pidió nada a mí”. Esta reunión fue muy significativa porque aventa totalmente la idea de traición que tienen muchos de Guido sobre Frondizi.

-Volviendo a la figura de Guido. A mí me parece como lo más destacado de Guido para la región la prédica que tuvo respecto al aprovechamiento de las cuenca de los ríos Limay, Neuquén y Negro, el desarrollo hidroeléctrico, y que es lo que lo reivindica, a mi juicio, en relación a su polémica actuación como presidente, su relación con Onganía, etc..

 –Guido es designado como senador nacional a pedido de Frondizi para dedicarse a ese tema precisamente. Fue el creador de la Comisión para el estudio de las posibilidades de desarrollo de la zona de los ríos Limay, Neuquén y Negro. Esa comisión produce el estudio integral de los ríos y fue aprobado el 12 de mayo de 1960. Frondizi tenía como ideas para la Patagonia la explotación del petróleo y los recursos naturales, la radicación de compatriotas, y el proyecto de acá de la región estaba pensado en función del aprovechamiento hidroeléctrico. Cada cual tenía una misión y la de Guido era esa. La gran polémica fue  adónde va la energía. Ellos pensaban que el 70% tenía que quedar en la Patagonia y el 30% a Buenos Aires. Mientras estuvo ese proyecto, la obra no se hizo. Guido termina haciendo un estudio de consultoría, que era necesario porque después de la segunda guerra aparecen los grandes entes internacionales que sólo prestan plata en función de proyectos, de planes. Estudia esto, va a Francia, va a Estados Unidos, los lugares donde estaban haciendo los mejores estudios sobre represas. Era la época en el mundo de las grandes represas. Se dedicó entonces una parte a lo técnico y otra a la política, aunque Guido aclaraba en el senado “los técnicos tienen que estar subordinados a la política”. Pero hasta que los intereses centralistas de la capital, el manejo unitario de la argentina, no se impusieron, la obra no se hizo.

-Guido fue presidente de Hidronor en la época de Lanusse…

 –Sí, y después siguió acá con Franco hasta que dejó porque tuvo una gran polémica con Gelbard. Porque Gelbard tenía la idea de las grandes usinas de energía rusas, otro tipo de energía, no la hidráulica.

-Más allá que Guido despierta controversias en su paso por la presidencia y en otros aspectos de su vida política, vos pensás que Río Negro le reconoce un reconocimiento público por su rol a favor de las represas…

 –Estoy convencido, pero no sólo por eso, sino por lo que hizo en cada uno de los cargos. Su rol en la Convención (del ’58) fue salvar a Viedma del tema de la capital provincial. Hoy es una anécdota, pero eso fue así. Y cuando asume la presidencia lo hace para evitar males mayores. Tuvo además una conducta ejemplar. Guido entra y sale de la Casa de Gobierno con el mismo patrimonio. (APP)