El peso de los intendentes en la Legislatura/Por Omar Nelson Livigni

 

Viedma.- (APP) El gobernador Alberto Weretilneck dejó en claro lo que se viene en Río Negro el año próximo, en el marco general de una economía que no arranca, donde no se produjeron los vaticinios de reactivación en el segundo semestre  del año en curso y donde los sectores del Frente para la Victoria (FpV) en el orden nacional, claves para sustentar la gobernabilidad, están abandonando su actitud de colaboración, para empezar a ejercer un papel netamente opositor.

El mandatario viene expresando en distintas oportunidades la crítica coyuntura de la provincia por el desfinanciamiento y consiguiente déficit que supone la brusca disminución de los recursos federales en concepto de la coparticipación de los impuestos.

Un tema que no es privativo de Río Negro sino que se hace sentir en las demás provincias.

Para ello no apeló a las frases de ocasión, exhumando las palabras de Winston Churchil a los ingleses en la segunda guerra mundial, ni las del presidente Marcos Avellaneda en las épocas del liberalismo decimonónico: “Endeudamiento o ajuste”, dijo, y le bastó con presentar el presupuesto de cálculo de gastos y recursos ante la legislatura donde pasó la prueba de fuego y se convirtió en ley.

En el debate quedaron expuestas las debilidades que deberá afrontar el Estado rionegrino con un porcentaje de aumento de los recursos del 45 por ciento que el aprobado para el año en curso, que alcanza a los 38.000  millones, poca obra pública, un déficit que trepa a los 2.500 millones y gastos que se llevarán el 78 por ciento de las erogaciones con una fuerte presencia de los salarios de los empleados públicos, cuyos cronogramas de pago se prolongan, como sucede en este último mes del 2016.

Weretilneck se encuentra en la misma disyuntiva que el presidente Macri, porque sin recursos genuinos debe responder a las necesidades de los electores y no puede quedarse ni en la inmovilidad, ni apelar al ajuste, sino que la opción que aparece como única es el  endeudamiento en el corto plazo  hasta que el panorama aclare.

El presidente Macri es consciente que hoy el déficit fiscal es mayor que en la época de Cristina Fernández de Kirchner y que el endeudamiento reiterado conduce al colapso.

Weretilneck también.

En la última sesión legislativa, el gobierno de Weretilneck, que no es inocente de lo que pasa, logró nuevamente quebrar la homogeneidad del bloque del Frente para la Victoria (FpV) aprovechando sus distintos alineamiento internos,  ya que dos de sus integrantes, Ariel Rivero y María Maldonado, votaron a favor con Juntos Somos Río Negro, el bloque unipersonal de la UCR y sus pares del Frente Progresista aprobando el presupuesto en general, ubicándose en las antípodas de la propia bancada cuya  jefatura está ejerciendo cada día con mayor incomodidad Alejandro Marinao.

El resultado de la votación no fue del agrado de Martín Soria, diagnóstico al que no se llega por casualidad  y que lo atribuyó a maniobras internas del “pichettismo”, reacción demostrativa que no tiene mayor incidencia en el bloque al que alguna vez perteneció. Y al mismo tiempo que  Weretilneck carece de oposición dentro y fuera de la legislatura.

Pero teniendo en cuenta que la conducta de Rivero y Maldonado se volvió a reiterar en el transcurso de pocos días, y que en la sesión anterior votaron de igual manera en ocasión de tratarse del pliego de condiciones del ente financiero, debe tenerse en cuenta la aparición de un elemento nuevo que se está haciendo sentir en la legislatura, como son los intendentes. Y se debe tomar nota que hubo otros legisladores coincidentes con la dupla Rivero-Maldonado que no se plegaron a esas actitudes para no debilitar a la conducción del bloque.

Lo expresó con todas letras Rivero, cuando explicó su proceder afirmando que “yo juego en línea con los intendentes del FPV que son los dirigentes que tienen representatividad, poder territorial y que ganan elecciones”. Quedó muy claro entonces que los jefes comunales no se  desentienden del trabajo de los legisladores de sus circuitos y estos últimos, así como antes cuidaron que haya cajeros y sucursales bancarias en sus localidades, ahora se desentendieron de sus obligaciones con los bloques parlamentarios.

Lo hicieron para preservar buenas relaciones con el gobierno de Weretilneck y un gesto en su favor, seguramente por acuerdos sobre ejecución de obras públicas o acciones de gobierno cumplidas o a cumplirse en el próximo ejercicio.

Si bien las negociaciones de este tipo en la política son parte de ella, y no significan  incurrir en pecados mortales, existe el riesgo que las necesidades localistas o regionales representadas por los jefes comunales, legitimas por cierto, puedan colisionar con las directivas de los máximos órganos partidarios.

Sobre todo cuando los nomenclaturas partidarias sigue monopolizando el poder de decisión en tópicos de real envergadura institucional e ignoran el parecer  y las consultas de los titulares de un poder fáctico definitorio como son los intendentes.

¿Qué podría suceder si el gobernador Weretilneck presenta en algún momento, como se aguarda, el proyecto para reformar la constitución provincial y los legisladores del FpV o de cualquier otro partido, teniendo en cuenta estos antecedentes, no acaten los mandatos de sus respectivas autoridades y coincidan o respondan a los intereses o posiciones de los intendentes  sobre el tema?

¿No se estará configurando un nuevo espacio de poder desde los municipios, ante la crisis de los partidos políticos tradicionales y la irrepresentatividad de muchos dirigentes?

Los interrogantes no son caprichosos si se observa el modo autónomo de muchos municipios que acuerdan y llegan a consensos con el gobierno central, de acuerdo al requerimiento de sus vecinos y votantes, ignorando olímpicamente presuntos mandatos de las conducciones o los imperativos de la tan añeja y desobedecida “disciplina partidaria.”

Más allá de estas especulaciones se percibe que hay en Río Negro una revalorización de la figura y trascendencia de los jefes comunales y los municipios en la vida política y que seguramente van a adquirir todavía mucha mayor gravitación en la vida interna de los partidos.

La gente quiere dirigentes políticos con votos, que hayan ganado elecciones,   y terminar con los vivos o aventureros que esperan que otros junten los sufragios o ingresan a las posiciones expectables de las contiendas cívicas por la ventana o de la mano de algún influyente, mientras afiliados y adherentes son simples convidados de piedra en el festín.

Es posible, como afirman algunas observadores, que esta dinámica y en especial la renovada imagen de los municipios, tengan mucho que ver con lo que está ocurriendo en distintas localidades donde aumentan o se agudizan los conflictos entre los intendentes y los concejos deliberantes,  fenómenos que están sucediendo en Viedma, Lamarque, Villa Regina, Cinco Saltos y algunos otros.

SABBATELLA EN ACCIÓN

En los últimos tiempos el legislador Mario Sabbatella, del circuito Valle Inferior por el FpV,  está intensificando su accionar político en Viedma y en otras regiones de la provincia, como por ejemplo la andina. Después del lanzamiento del agrupamiento interno que impulsa, denominado “Fuerza Río Negro”, el parlamentario ha incentivado su acercamiento a los  sectores más duros del kirchnerismo y otros agrupamientos políticos y sociales nucleados en el Frente Ciudadano inspirado por la ex presidenta Cristina Fernández.

El otro día en Bariloche Sabbatella estampó su firma en un documento elaborado por esos sectores, donde se le pide al senador Miguel Ángel Pichetto la entrega de su banca en el congreso, por su acompañamiento político al macrismo.

Casi simultáneamente, publico una nota de su autoría en la agencia APP, refiriéndose a la permisiva y complaciente oposición de Pichetto al gobierno nacional.

BERARDI Y LOS RADICALES “CAGADORES”

En un discurso con mucho fervor y convicciones asumió el viernes Darío Berardi como presidente reelecto de la Unión Cívica Radical de Río Negro.

Mencionó la tarea de reconstrucción que está realizando la dirigencia para colocar al partido en primera línea y recuperar su imagen y consideración ante la sociedad.

Fue un discurso emotivo y de barricada al mejor estilo de los viejos tiempos. En una parte de su disertación, Berardi aludió con ese contundente calificativo cuyo significado todo el mundo entiende, a quienes defeccionaron en sus responsabilidades perjudicando al proyecto colectivo.

Si faltaba una precisión se refirió a “los radicales que aprovecharon los honores y los cargos a los que llegaron por el partido, pero que después abandonaron, tomando otros rumbos cuando llegó el tiempo de las adversidades”. Todos aplaudieron a rabiar porque percibieron a quiénes o a quién estuvo dirigido el descalificante juicio, que a partir del viernes se convirtió  en una nueva categoría sociológica en el viejo partido de Além y de Yrigoyen.

EL VICEGOBERNADOR PESATTI NO ES MENDIOROZ

Parece a simple vista una verdad de perogrullo, pero es oportuna la diferenciación entre uno y otro dirigente. Se sabe que a partir de la reforma constitucional de 1988 se instituyó el cargo de vicegobernador, para distender las internas en el radicalismo, entonces el partido gobernante.

Desde allí y durante varios años, y mientras Bautista Mendioroz fue vicegobernador, desde esa importante función del Estado no sólo tuvo diferencias, sino que conspiró contras los gobernadores Pablo Verani y Miguel Saiz, tema que volveremos a tratar próximamente en esta columna para  el ecuánime conocimiento de la historia política de los rionegrinos y la verdadera personalidad de sus hombres públicos.

Se convirtió así desde las sombras en el epicentro de un interminable enfrentamiento interno sufragado por cuantiosos recursos legislativos, incorporación de ñoquis, o creación de los conocidos “entes de desarrollo” para ubicar a su numerosa clientela militante.

Ese “modus operandis” contra el poder surgido de las elecciones, contaminó y malversó el cargo de vicegobernador y todavía hoy no falta quienes piensan que desde ese lugar se puede iniciar un frente opositor, una quinta columna contra el gobernador Weretilneck, idea que falla en su misma base.

Sobre todo por la sencilla razón  que Pedro Pesatti no es Mendioroz, se sabe partícipe de un proyecto político y es consciente, como le consta a todo el gobierno, de consecuencias y lealtades recíprocas, virtudes de las que no necesita brindar ninguna prueba, más allá de las diferencias que puede haber en esa jerarquía dirigencial o en cualquier otro nivel del Estado.

El tema viene  porque en los últimos días en algunos círculos viedmenses, a modo de contemporáneos oráculos, se estuvieron haciendo comentarios  acerca de eventuales postulantes para intendentes de Viedma dentro de cuatro años, y a la pasada, de una posible candidatura a diputado nacional de Pesatti para las elecciones del 2017.

En vez de incluir en el análisis las capacidades del eventual candidato para hacerse acreedor de una banca legislativa, no faltaron quienes caracterizaron esa alternativa como una salida diplomática prevista para que Pesatti recalara en el Congreso Nacional en razón de serias desavenencias con el gobernador Weretilneck.

Nada más alejado de la verdad, según consultas con fuentes autorizadas y fidedignas, porque la historia no amenaza con repetirse, aunque la hipótesis de Pesatti en la cámara baja podría muy bien concretarse y hasta parecería un hecho natural.

Pero lo importante es no confundir a  Pesatti con Mendioroz, porque  ambos están animados por un muy distinto plexo de valores, y una cuestión de antecedentes, por lo menos en su vida  y trayectoria política.

ANÍBAL TORTORIELLO EN VIEDMA

El actual intendente de Cipolletti, uno de los vecinos caracterizado como un exitoso empresario, que incursiona desde hace poco tiempo en la actividad política motivado por el gobernador Alberto Weretilneck, asistirá como  invitado por un grupo de dirigentes políticos de Viedma a una reunión que se celebrará el próximo 7 de diciembre en lugar a designar.

Según se supo el artífice del convite fue Bautista Mendioroz a través del abogado Diego Vázquez, secretario de gobierno de la gestión municipal en Cipolletti.

Tortoriello es una figura muy conocida por su actuación en las entidades intermedias y especialmente en la Asociación de Bomberos Voluntarios de la provincia, de la que fue presidente, entidad que recibió del gobierno un importante subsidio para la adquisición de motobombas y otros elementos.

Tortoriello fue una sorpresa para los comprovincianos, no sólo por haber triunfado categóricamente en las elecciones del 2015, sino porque se afilió al PRO del presidente Macri y dejó de lado al ARI, que lidera en la provincia Magdalena Odarda.

La reunión a la que asistirá Tortoriello, ha congregado ya por dos veces consecutivas a un sector de dirigentes políticos y ex funcionarios de distintas extracciones partidarias, y la próxima será la tercera.

Una tuvo lugar en el domicilio del abogado Gustavo Costanzo, ex legislador y ex intendente de Viedma por el PJ, y la otra en la casa de Roberto Rulli, ex titular del Consejo Provincial de Educación y ex ministro de Gobierno durante la administración  de Horacio Massaccesi.

En el cónclave gastronómico venidero, además de los anfitriones anteriores, compartirán la mesa común dirigentes como  el ex diputado nacional y ministro de Gobierno en las  administraciones de la UCR, Fernando Chironi, el ex ministro de Gobierno y de Economía José Luis Rodríguez, el ex legislador y vice gobernador Mario De Rege,  ex legislador, ministro de Recursos Naturales y vice gobernador, Bautista Mendioroz, -hoy sin adscripción partidaria alguna- y el ex fiscal de Estado y ex presidente del Tribunal de Cuentas, Pedro Casariego.

También serán de la partida “boinas blancas” como Juan Carlos Vallés,  Santiago Ibarrolaza, y David Lamsky, del grupo Cambio Radical, y el ex presidente del Consejo Provincial de Educación,  Nilo Fulvi, también del mismo tinglado político. Computándose además el ex presidente del PPR Ricardo Vélez,   el ex senador y  ex candidato a gobernador del PJ, Remo Costanzo, el dirigente Roberto Bussa y otros.

Cabe destacar que hace más de un año, en los momentos iniciales de su organización, estuvieron integrados al PRO, De Rege, Casariego y  Rodríguez  quienes tuvieron divergencias con las autoridades nacionales del partido amarillo.

El motivo de estos acercamientos que congregaron a conocidas expresiones políticas, en su mayoría alejadas de las funciones públicas en estos momentos, fue el de no ser indiferentes al acontecer y de realizar en conjunto un análisis sobre la situación de la provincia y del país.

Los protagonistas se manejaron con especial discreción evitando contactos con la prensa,  situación que ahora cambia con la invitación formulada a Tortoriello, como el dirigente más visible y representativo del PRO en el ámbito rionegrino, teniendo en cuenta que en todas los encuentros fueron coincidentes en cuestionar “las políticas populistas” y variadas coincidencias con los lineamientos generales que expresa el actual gobierno nacional.

Si bien nadie hizo declaraciones, se puede inferir que este encuentro con Tortoriello es una manera indirecta de aproximación para sumarse con el tiempo a la estructura del PRO o Cambiemos, según se trate, en Río Negro.

Veremos si las  intenciones fructifican y este conjunto de inquietudes tiene continuidad y se consolida en algún proyecto. (Omar N. Livigni – APP)