Viedma.- (APP) Hay que sumar unas 50.000 hectáreas a las actuales poco más de 20.000.
El próximo 15 de marzo se abrirán los sobres de la licitación de obras en el canal principal de IDEVI que permitirán mejoras en el sistema de riego, sumar hectáreas productivas, acceso a maquinarias y asistencia técnica para los productores. Con un monto total de 3.200.000 millones de dólares, esta obra representa la mayor inversión en el sistema de riego en décadas y tiene un plazo de 18 meses para su finalización.
Fundamentalmente hay que reparar segmentos del canal principal de riego.
Las roturas originales en el cajero del canal se produjeron a poco de su habilitación y se imputaron a deficiencias de la compactación de los suelos por la utilización de tierras de cuestionadas granulometrías.
Éste y otros problemas surgidos en la principal arteria de riego del IDEVI incidieron en la eficiencia para llegar a las chacras y constituyen una amenaza siempre latente que por la acumulación de fallas pudiera ocurrir un accidente de magnitud de difícil solución y efectos incalculables.
Las obras a realizarse por el actual proceso licitatorio, que alcanzarán unos 4000 metros lineales sobre la extensión total del canal, es un abordaje parcial y de ninguna manera una solución total de las fragilidades en materia de infraestructura de la obra.
Es realmente difícil explicar lo que aconteció en esta región si recordamos que en una época que el país crecía hacia adentro, el ex- presidente Arturo Frondizi (1958-1962) avaló plenamente la realización de dos grandes proyectos de riego en el interior del país y con decidida proyección patagónica: CORFO e IDEVI. Los mandatarios Oscar Alende (Provincia de Buenos Aires) y Edgardo Castello (Río Negro) dejaron todas las leyes y demás elementos jurídicos y constitucionales para la puesta en marcha de aquellos organismos.
CORFO, un área beneficiada por el río Colorado, en el límite de los partidos bonaerenses de Patagones y Villarino, llegó a alcanzar unas 180.000 hectáreas –ahora reducida casi a la mitad por la crisis hídrica-, en tanto que el área de riego del Valle Inferior, que previó un total de 70.000 hectáreas, hoy alcanzó poco más de 22 mil hectáreas, aunque con una tendencia de crecimiento en los últimos años.
Vale la pena recordar que el 23 de agosto de 1970, hace ya 50 años, quien escribe estas líneas, como periodista de LU 15 Radio Viedma, transmitió el acto de entrega de 8.000 hectáreas sistematizadas correspondientes a la primera etapa del IDEVI en ceremonia presidida por el ex gobernador Roberto Requeijo.
Diez años después, como la cara opuesta de aquel proceso e invocando exigencias de reducción del gasto fiscal, el gobernante de facto Aldo Luis Bachman en 1978 decidió eliminar las prioridades políticas y geopolíticas establecidas por sus fundadores, cuyo objetivo apuntaba sobre todo a un cambio de estructuras de la región. Nada menos.
A partir de allí el IDEVI pareció confundirse con el denso y gris universo de los organismos y reparticiones estatales de la provincia, salvo honrosísimas excepciones, pero avanzando pese a todo entre marchas y contramarchas gracias al inclaudicable compromiso de algunos de sus ocasionales funcionarios, los técnicos y trabajadores que nunca dejaron que el fuego de la ley 200 de 1961 se apagara.
Ellos posibilitaron que el IDEVI pudiera sobrevivir, y fueron depositarios del antiguo mandato de los viedmenses que se transmite de generación en generación con respecto a la transformación del Valle Inferior, problemática ya planteada en 1879 por el gobernador Alvaro Barros.
En el contexto de este relato merece un emocionado recuerdo la figura de José María Diego Contín, meritorio presidente de la Comisión Pro-Riego, quien recibió el título de Ingeniero Civil con su tesis sobre las obras de riego en el Valle de Viedma.
También le correspondió el logro de obtener, junto a otros integrantes de la referida Comisión, una audiencia en julio de 1943 con el presidente Pedro Pablo Ramírez a quien se le entregó toda la documentación al proyecto de riego regional, que incorporó como obra pública del primer Plan Quinquenal el expresidente Juan Domingo Perón, buena nueva que hizo pública el ex gobernador Emilio Belenguer en 1951.
Ahora, el acceso al crédito obtenido para atender necesidades de los chacareros y acometer la gigantesca empresa de solucionar los problemas de conductibilidad del agua para riego puede ser un nuevo punto de partida en esta lucha regional que no admite pausa.
Tiene el significado de un gesto vital que obliga a pensar como necesario un replanteo y una profunda revalorización del proyecto en la dimensión que lo imaginó el ex gobernador Castello y otros dirigentes rionegrinos.
Es de esperar que los hombres y mujeres que están militando en los partidos políticos y los distintos sectores de la comunidad se sumen con energía a una cruzada que incida ante los poderes públicos para que se pueda realizar la sistematización oficial o con la colaboración del capital privado de las 50.000 hectáreas que aún faltan poner en valor en el Valle Inferior.
No se puede seguir aceptando un hecho consumado cometido a espaldas de la opinión pública. Y tampoco puede pasar desapercibido el fenómeno del plano inclinado con un agudo desequilibrio regional que se está produciendo en el noroeste de la provincia con el desarrollo impresionante de Neuquén y el petróleo de Vaca Muerta. Y menos aún, la presencia siempre amenazante de Bahía Blanca con su visión colonialista y monopólica del sur y con los delirios del actual intendente que sueña con la nula posibilidad de apropiarse de los caudales del río Negro que no le corresponden. (APP)