Viedma.- (APP)Entre los auténticos forjadores de la Patagonia figura con brillo propio la figura del Ingeniero César Cipolletti, el recordado técnico italiano que realizó el estudio básico para la planificación y ejecución del aprovechamiento de las aguas de los ríos Limay, Neuquén, Negro y Colorado, invalorables recursos hídricos que constituyen hoy gran parte del sustento de las economías de las provincias de Río Negro y Neuquén.
Un gran realizador que hizo del trabajo y la acción-junto con su indiscutible solvencia profesional- el único secreto para concebir y realizar proyectos de envergadura tanto en Italia como en distintos lugares del mundo y por su puesto en la Argentina.
Al conmemorarse otro aniversario de su fallecimiento ocurrido el 23 de enero de 1908, es válido rescatar la memoria del ilustre hidrólogo que dejó su impronta en la norpatagonia donde se lo recuerda justicieramente.
Hoy llevan su nombre uno de los mas importantes centros demográficos del Alto Valle y calles en distintos pueblos y ciudades.
Cipolletti llegó al país en 1888 contratado por el gobierno de Mendoza para resolver el complejo problema de la irrigación en aquella provincia.
Venía precedido de muy valiosos antecedentes. Obtuvo el título de ingeniero a los 22 años y al poco tiempo se encontraba dirigiendo las obras del acueducto de Florencia y más tarde pasó a Lombardía donde hizo lo propio reformulando el canal Villores, que permitió la distribución de las aguas en un área de 65.000 hectáreas.
Data de esa época su obra “Fuerzas Hidráulicas del Milanesado” que mereció el premio Kramer de 1886. Una vez en la Argentina organizó con el dique del río Mendoza la distribución de sus aguas para fecundar 50.000 hectáreas y del dique Tunuyán, desde donde hizo derivar cuatro canales para irrigar 90.000 hectáreas. Las aguas del río Diamante fueron aprovechadas en beneficio de 40-000 hectáreas-
En 1895 Cipolletti fue convocado por el gobierno de San Juan para estudiar, planificar y ejecutar obras de irrigación, e idéntico requerimiento le formuló el gobierno de Tucumán.
En las postrimerías de 1899 el presidente Julio A. Roca le adjudicó por decreto el estudio bàsico destinado a utilizar para fomento agrícola el amplio caudal de las aguas de los ríos Limay, Neuquén, Colorado y Negro.
En cumplimiento de ese cometido Cipolletti llegó al entonces Fuerte General Roca con un reducido grupo de técnicos y comenzó los trabajos, y poco después presentó su memoria, un volúmen de 35O páginas.
Estableció allí el concepto de la extensión, que podían ser irrigadas: 120.000 hectáreas en el Colorado y 500.000 hectáreas en el Negro.
Pronosticaba además que en cuanto se regularan sus aguas se llegaría en conjunto a un total de 1.500.000 hectáreas.”Es más de la mitad del Valle del río Nilo y no inferiores en condiciones de feracidad”, escribía entonces.
Retornó a Italia donde dirigió importantes obras públicas para regresar a la Argentina para transformar las tierras rionegrinas, como había soñado, pero falleció en altamar.
Si bien no pudo concretar su proyecto, las obras que se realizaron en los años subsiguientes se desarrollaron sobre la base de sus ideas y concepciones técnicas.
Como bien dijo Juan Hilarión Lenzi en un recordado apunte biográfico sobre Cipolletti;”Supo vencer el impulso asombroso de las aguas que nacen en las crestas andinas y bajan tumultuosas por sus abismos en busca del llano. El admiraba el espectáculo del torrente que se despeña, pero no se amilanaba con el problema que plantea. Sabía como contener las corrientes, dirigirlas y distribuirlas. La formula verdadera es siempre sencilla, lo complicado es el camino que conduce a ella. Por el anduvo fatigosa y victoriosamente”.(APP)
Foto: Ingeniero Cipolletti ubicado en la foto a la derecha