El transcurso del tiempo, obviamente, ha ido agravando esa situación, sin que los protagonistas activos del desmadre se dispongan seria y comprometidamente a tomar cartas en el asunto.
Hace poco presenté en el Deliberante un proyecto para crear un organismo (Secretaría de la Producción) que a nivel municipal se ocupe de ir diseñando nuevos rumbos productivos, recuperando y poniendo en valor la cantidad impresionante de hectáreas abandonadas que hoy se marchitan irremediablemente.
Lo hice pensando en una diseñada diversificación productiva zonal, con participación activa del INTA, de la Provincia, del Municipio, de los gremios y de las diferentes cámaras. Mi propuesta imagina huertas, invernaderos, herramientas financieras alternativas, un mercado concentrador local de frutas y verduras, para poder avanzar con un “compre local” que nos beneficie a todos.
Sin embargo, al hermano de la diputada Soria, a cargo del Ejecutivo de nuestra ciudad, esa propuesta le pareció, sencillamente, “una gansada”. Para ser sincero, no esperaba mucho más del intendente.
Roca es un municipio parado sobre la más pura cosmética, y por eso ningún Soria habla de desarrollo territorial sustentable, de estrategias, de directrices generales, de programas y de proyectos coparticipados. Esas palabras no han sido incorporadas a su vocabulario. Por eso se ningunea desde hace 12 años aquel bienintencionado Plan Director. Por ese mismo “ninguneo”, los hermanos Soria no emiten opinión respecto de las actividades extractivas en pleno corazón del Alto Valle, que también conspiran contra los intereses de los productores. Por eso nunca les ha preocupado preservar las áreas productivas locales de tensiones inmobiliarias especulativas. Todo lo contrario.
El objetivo central del Plan Director proponía que nuestra ciudad trabajara en pos de reafirmar su carácter de ciudad innovadora, a través del fortalecimiento de las capacidades locales en base a una economía diversificada, con equidad social, contribuyendo así al desarrollo sustentable de toda la región.
No es una tarea sencilla. Es más fácil pedir una declaración de emergencia o mostrar una manzana chilena en un programa de tevé, sabiendo de antemano que a muchos les va a venir bien, obviamente, y porque ese tipo de propuesta siempre “garpa”, como suele decirse.
Quede dicho que no estoy descartando eventuales apoyos estatales para paliar un evento meteorológico “inatajable”, como ocurrió con la tremenda tormenta que se abatió sobre el Valle Medio días pasados, claro que no. Lo que quiero señalar es que más allá de esas contingencias eventuales hay que poner a trabajar un poco el sentido común, pensando qué decisiones conviene adoptar para reencauzar definitivamente una actividad centenaria en terapia intensiva desde hace mucho tiempo, escuchar con humildad a los que saben y emprender decididamente nuevas formas de intervención. Eso implica, necesariamente, superar con inteligencia y espíritu creativo todas estas visiones cortoplacistas como las que propone la diputada Soria, ya que si bien procura una respuesta paliativa para una dificultad coyuntural no es propositiva, ni original, ni mucho menos dirige su mirada hacia la creación de herramientas innovadoras. Acepto que no es tarea sencilla, pero es necesario abordarla seriamente, dejando de mirar para el lado de las luces de la tribuna electoral, porque es precisamente ese encandilamiento el que impide ver la realidad, que es la única verdad… como dijo el General.
*Concejal roquense de JSRN