San Martín, entre la polémica y la gloria, en un nuevo aniversario de su nacimiento/Por Claudia Lorenzón

Viedma.- (APP) En el marco de las declaraciones del economista Emilio Ocampo -cercano al Presidente- que relativizó la figura del prócer, los historiadores Felipe Pigna y Alejandro Morea y el escritor Martín Kohan dialogaron con Télam sobre como la figura de “Padre de la patria” configuró un factor de unificación que aportó a la resolución de diferencias históricas y antinomias nacionales.

José de San Martín cosechó a lo largo de la historia un reconocimiento por su desempeño militar y político que lo llevó a ser considerado uno de los héroes indiscutidos del país, no obstante en algunos momentos, como sucedió esta última semana en el marco de un nuevo aniversario de su natalicio, su figura fue cuestionada por representantes de sectores políticos de derecha, ante lo cual historiadores y escritores echaron luz sobre dichos planteos.

La figura de San Martín como “Padre de la patria” o “Libertador de América” está directamente ligada a la identidad nacional, al ser nacional, y como coinciden en diálogo con Télam los historiadores Felipe Pigna y Alejandro Morea y el escritor Martín Kohan esa mirada configuró un factor de unificación que aportó a la resolución de diferencias históricas y antinomias nacionales, al cumplirse mañana 246 años de su natalicio.

Ahora bien, ¿Qué valores se destacan en la figura de San Martín? Morea, investigador del Conicet, reconoce valores que han llevado a que los argentinos se referencien en su figura, tanto a mediados del siglo XX como en la actualidad. “El sacrificio por el otro, la austeridad, la preparación metódica, la disciplina de la mente y del cuerpo en pos de conseguir objetivos, que no son individuales sino que son colectivos. Todo eso sigue estando en torno a su figura”, destaca.

Asimismo, considera que “en tiempos de efemérides, las fechas patrias y los héroes, en este caso San Martín, siguen ocupando el mismo lugar que ocupaban a fines del siglo XIX cuando se empezó a construir el Estado nacional, que tiene que ver con condensar una serie de valores, de aspiraciones, de buscar modelos a seguir para la ciudadanía, en función de lo hecho en el pasado, del compromiso asumido por esa nación en construcción, que venía a ser la Argentina, y eso sigue funcionando para el presente”.

“Obviamente, cada generación resignifica el pasado en función de su cotidianidad y en la actualidad, lo que uno puede ver en un contexto donde a veces lo nacional se ha diluido en esta idea de ciudadanía del mundo, algunas personas ven todavía en San Martín o en otros próceres de la Independencia esa idea de la identificación con una causa política que los lleva a hacer esfuerzos que quizás en otros momentos no harían. Eso refuerza ese sentido de pertenencia y de compromiso con el lugar donde se está viviendo”, afirma.

Para Martín Kohan, “la configuración de un nosotros relativamente homogéneo es un factor fundamental en el proceso de definición de identidades nacionales. Y la consagración histórica de héroes nacionales o, más aún, de Padres de la Patria, es un dispositivo clave en ese proceso”.

Kohan, autor de Narrar a San Martín, donde indaga en cómo Sarmiento, Mitre, Alberdi, Juan María Gutiérrez, Ricardo Rojas configuraron a San Martín como el Padre de la patria, considera que “no es, sin embargo, indispensable” la construcción de esas figuras, al afirmar que “hay patrias fundadas y consolidadas sin apelar a una figura de Padre”.

Durante la semana, el economista cercano al presidente Javier Milei Emilio Ocampo generó una polémica al relativizar la figura del prócer. “San Martín no fue el Padre de la Patria ni el Libertador de América”, afirmó. Ocampo sostuvo que “el mito sanmartiniano” lo creó Bartolomé Mitre con su libro Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (1887) .

En este sentido, definió la historia de Mitre como una “visión provinciana de la historia”. Y en este sentido habló de un “caudillismo populista autoritario, en cuya visión hay un pueblo explotado, que necesita un líder fuerte que lo defienda de la perversidad de los opresores extranjeros y sus aliados locales, fundamentalmente, la oligarquía apátrida”.

“Desde que tenemos uso de razón, se nos martilla con que tenemos un Padre de la Patria. Ese es un personaje ficticio”, aseguró Ocampo.

Con la idea de poner luz sobre estos cuestionamientos, los historiadores ensayaron algunas explicaciones, y en este sentido, Pigna recuerda que San Martín fue cuestionado en distintos momentos. Eso ocurrió “fundamentalmente en el siglo XIX por los sectores liberales que no le perdonaban no haber evitado la caída del directorio en 1820 cuando se negó a participar en la Guerra Civil y Buenos Aires fue derrotada por los caudillos, donde evidentemente tomó una decisión política en defensa de las provincias, de la Unidad Nacional”.

“Tampoco le perdonaban su amistad con Rosas, una amistad que lo llevó a donarle el sable, en el primer testamento. Un sable que lo había acompañado en todas sus campañas libertadoras. Por lo tanto trataron de disimular su gloria, inclusive demoraron el cumplimiento de una de sus últimas voluntades que era que su cuerpo descansara en Buenos Aires. El muere en 1850 y este sus restos recién son traídos a la Argentina en 1880 con 30 años de inexplicable demora”, señala a Télam el historiador.

Morea, por su parte, evalúa que ese cuestionamiento “tiene que ver con la valoración que hace Ocampo del proceso histórico. Ocampo es autor de algunos textos biográficos de personajes contrarrevolucionarios, sobre todo tiene una biografía importante sobre la figura de Carlos María de Alvear con quien tiene vínculos familiares”.

“Otros cuestionamientos tienen que ver con algunos de los méritos que nosotros le atribuimos en el presente y le atribuyeron en el pasado a San Martín, como el liderazgo militar y político: el hecho de haber creado el Ejército de los Andes, la campaña de los Andes, la independencia de Chile y Perú, hechos que en algún punto estarían opacados si uno los compara con otras figuras de la Revolución, con Bolívar, por ejemplo, que sería el verdadero gran libertador de América”, reflexiona Morea, docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Para el historiador, este debate “también está vinculado a un presente donde Ocampo logró notoriedad por estas declaraciones, en un contexto político de recambio de autoridades a nivel nacional, provincial y municipal donde él estaba muy vinculado a una de las propuestas que terminó efectivamente ganando la presidencia, y su nombre aparecía ligado a cargos o ministerios. Entonces me parece que buscó construir cierto consenso para instalar su propia figura teniendo en cuenta la responsabilidades futuras”.

Pigna, autor de La voz del gran jefe, un libro en el que aborda su vida y obra, ofrece también una explicación a las declaraciones de Ocampo. “Creo que la crítica de este sector ultraderechista fascistoide a la figura de San Martín tiene que ver justamente con que reactualiza una agenda que tiene que ver con la liberación, con la defensa de la cultura. Recordemos que San Martín fue el promotor de la educación pública, fundador de la Biblioteca de Santiago de Chile, de Mendoza, de Lima, Perú. Un hombre que siempre habló de equidad, de igualdad, que se preocupó por los más humildes, que incorporó a los afrodescendientes a su ejército. Es decir, un nombre muy moderno, un gran lector que tenía una biblioteca muy importante, muy amplia, y cuyo pensamiento se actualiza. En algún momento dijo ‘la patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes’, o sea fue un defensor del rol estrictamente militar de las fuerzas armadas. Así que evidentemente las ideas de San Martín son muy molestas para estos sectores”, afirma Pigna.

El historiador considera que “actualmente se cuestiona todo lo que tenga que ver con la identidad y lo hacen sectores cercanos al Gobierno que evidentemente critican la identidad nacional, los personajes nacionales y se usan falacias para hablar de San Martín sin ningún tipo de pruebas”.

Pigna atribuye esas críticas a personas vinculadas a la descendencia directa de Carlos María de Alvear: “Fue el hombre que traicionó a la Argentina y quiso entregar este país a los ingleses en 1815. Fue uno de los más grandes enemigos de San Martín llegando incluso a publicar un libro apócrifo, que supuestamente era una autobiografía de San Martín, pero que había escrito Alvear al solo efecto de difamarlo porque San Martín estaba llegando a su exilio en Inglaterra”.

Consultado sobre los dichos de Ocampo, Kohan señala: “No sé a qué apunta Emilio Ocampo y admito que tampoco me intriga. Diré tan sólo que me parece completamente equivocada la manera en que maneja las nociones de historia, ficción y mito”.

En cuanto a los aspectos más salientes de la figura de San Martín, el autor de Ciencias Morales y Fuera de lugar, considera que la figura de San Martín “logró resolver históricamente diferencias y antinomias nacionales, y resultar un factor de unificación, en buena medida gracias a las destrezas narrativas de Mitre. Esa poderosa máquina narrativa fue eficaz también a la hora de absorber y neutralizar las objeciones lanzadas contra la figura histórica de San Martín (incluidas las que, sin novedad, ensayó ahora Ocampo). Lo consiguió en casi todos los casos”.

En tanto, Morea destacó que San Martín tuvo una gran preocupación por “el recuerdo que si va a tener de él y esta idea de construir y legar un archivo personal que permitiera poner a su figura en un lugar de cierta preponderancia a la hora de relato histórico. Creo que no estaba pensando necesariamente en ser considerado el Padre de la Patria en la Argentina, pero sí tenía una preocupación por cómo iba a ser recordado”.

Fuente: Télam